14 de mayo de 2019

"LAS HOJITAS DE DON LUIS" - NÚMERO 76


EL MATRIMONIO, CAMINO DE SANTIDAD


INTRODUCCIÓN
1.- Recordamos que sacramento es un signo sensible, apreciable por los sentidos, que expresa que Dios se hace presente y se encuentra con nosotros para darnos su ayuda, su gracia. Cristo, que conocía nuestra debilidad, los instituye para comunicarnos la unión con Dios y ayudarnos en nuestra vida de cristianos.
2.- En el sacramento del matrimonio se hace visible que la unión de los esposos y la manifestación pública de su amor quedan santificados con la presencia de Dios, y esto se manifiesta en palabras, oraciones, lecturas, gestos y bendición.
3.- Por tanto el matrimonio-sacramento no es un simple contrato, sino que está bendecido por Dios y cuenta con la presencia y la ayuda de Jesucristo, cuestión importantísima si tenemos en cuenta que sin Él no podemos hacer nada, como nos dice en la parábola de la vid y los sarmientos.
4.- Vivir el matrimonio como sacramento es vivirlo con Cristo entre nosotros y considerando su dimensión religiosa y espiritual. Para ello tenemos en cuenta lo que nos dice la palabra de Dios y lo que enseña la Iglesia.
5.- En la Biblia leemos que, en los planes de Dios, hombre y mujer llegarán a ser “una sola carne” (Mat 19,4-6), que las relaciones con los esposos deben ser como las de Cristo con la Iglesia (Ef 5, 21-23), y otras citas que podríamos ver. La Iglesia ha publicado muchos documentos en los que está expuesta su enseñanza, destacando los del Concilio Vaticano II, “Matrimonio y Familia hoy” publicado por la Conferencia Episcopal Española en 1979 y la exhortación apostólica “Fami-liaris Consortio” de Juan Pablo II en 1981.
6.- Para vivir el aspecto sacramental del matrimonio es importante no solamente la presencia de Cristo, sino la presencia de María como en las bodas de Caná. Ella también nos dice “haced lo que Él os diga”. Así podrá convertirnos el agua en vino, ya que también nosotros necesitamos que nos convierta el egoísmo en amor, la comodidad en servicio, la violencia en paz, la falsedad en sinceridad, el engaño en fidelidad, la enfermedad en salud, etc...
7.- Hace falta que tengamos una devoción auténtica a María y para ellos debemos:
a) conocerla, leyendo cosas sobre la Virgen, reflexionando cómo era
b) amarla, y el amor a María consistirá en hacer lo que a Ella le agrada, que es seguir a su Hijo Jesús
c) venerarla dándole culto, sincero y sentido en todos los momentos de nuestra vida
d) imitarla, tomándola como modelo, procurando hacer lo que Ella haría  y cómo Ella lo haría.
8.- Debemos considerar el matrimonio y la vida de familia como una vocación, entendiendo por vocación toda llamada de Dios a seguirlo de una manera determinada, que pide una respuesta a nuestra, generosa y comprometida. El matrimonio no es una tradición, ni un capricho, ni una obligación, ni una salida que nos queda en la vida. Es una llamada de Dios a seguirle por ese camino, cumpliendo en él nuestras obligaciones humanas y cristianas; y para esto sale a nuestro encuentro en el sacramento y se queda con nosotros mientras queramos tenerle a nuestro lado.
9.- Pero es también un camino de santidad. A todos nos llama Dios a caminar hacia la meta de la santidad, cada uno en el estilo de vida a que ha sido llamado. Todos podemos y debemos ser santos, para lo cual lo que tenemos que hacer es:
* vivir unidos a Dios por el amor,
* rechazar el pecado,
* intentar cumplir siempre su voluntad con alegría.
10.- Así lo han hecho muchos cristianos, unos que han sido elevados a los altares, como San Isidro o Santa María de la Cabeza, y otros sin alcanzar esta gloria, pero que indudablemente nos dieron ejemplo de santidad, como mamá Margarita.
11.- Des esta visión del matrimonio y de la familia se derivan consecuencias importantes: vivir conscientemente el matrimonio cristiano:
* es vivir el amor y la gracia de Cristo,
* es integrarse en su amor a la Iglesia,
* es vivir una aventura de santidad y de misión,
* es entrar de lleno en la alianza nueva que Cristo establece.
12.- Lleva una vida de familia teniendo en cuenta estas tres ideas:
* aspecto sacramental,
* vocación y
* camino de santidad,
nos ayudará a ser felices y nos dará la satisfacción de tener una vida llena y de haber cumplido nuestro fin como familia cristiana.

PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO
1.- ¿Diferenciamos claramente el matrimonio civil del matrimonio-sacramento? ¿Qué le añade el sacramento?
2.- Busca alguna cita bíblica y otra de documentos del Vaticano II que nos hablen de las relaciones en la familia.
3.- ¿Cómo vivió esto María en la Sagrada Familia? ¿Respondió a la llamada de Dios?
4.- ¿Estamos conformes con las características de una devoción a la Virgen para que sea verdadera?
5.- ¿Hemos planteado nuestra vida de familia como respuesta a una vocación?
6.- ¿Tenemos claro que la vida de familia es nuestro camino de santificación?




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