EL
MATRIMONIO, CAMINO DE SANTIDAD
INTRODUCCIÓN
1.- Recordamos que sacramento es un signo sensible, apreciable por
los sentidos, que expresa que Dios se hace presente y se encuentra con nosotros
para darnos su ayuda, su gracia. Cristo, que conocía nuestra debilidad, los
instituye para comunicarnos la unión con Dios y ayudarnos en nuestra vida de
cristianos.
2.- En el sacramento del matrimonio se hace visible que la unión
de los esposos y la manifestación pública de su amor quedan santificados con la
presencia de Dios, y esto se manifiesta en palabras, oraciones, lecturas,
gestos y bendición.
3.- Por tanto el matrimonio-sacramento no es un simple contrato,
sino que está bendecido por Dios y cuenta con la presencia y la ayuda de
Jesucristo, cuestión importantísima si tenemos en cuenta que sin Él no podemos
hacer nada, como nos dice en la parábola de la vid y los sarmientos.
4.- Vivir el matrimonio como sacramento es vivirlo con Cristo
entre nosotros y considerando su dimensión religiosa y espiritual. Para ello
tenemos en cuenta lo que nos dice la palabra de Dios y lo que enseña la
Iglesia.
5.- En la Biblia leemos que, en los planes de Dios, hombre y mujer
llegarán a ser “una sola carne” (Mat 19,4-6), que las relaciones con los
esposos deben ser como las de Cristo con la Iglesia (Ef 5, 21-23), y otras
citas que podríamos ver. La Iglesia ha publicado muchos documentos en los que
está expuesta su enseñanza, destacando los del Concilio Vaticano II,
“Matrimonio y Familia hoy” publicado por la Conferencia Episcopal Española en
1979 y la exhortación apostólica “Fami-liaris Consortio” de Juan Pablo II en
1981.
6.- Para vivir el aspecto sacramental del matrimonio es importante
no solamente la presencia de Cristo, sino la presencia de María como en las
bodas de Caná. Ella también nos dice “haced lo que Él os diga”. Así podrá
convertirnos el agua en vino, ya que también nosotros necesitamos que nos
convierta el egoísmo en amor, la comodidad en servicio, la violencia en paz, la
falsedad en sinceridad, el engaño en fidelidad, la enfermedad en salud, etc...
7.- Hace falta que tengamos una devoción auténtica a María y para
ellos debemos:
a) conocerla, leyendo cosas sobre la Virgen, reflexionando cómo
era
b) amarla, y el amor a María consistirá en hacer lo que a Ella le
agrada, que es seguir a su Hijo Jesús
c) venerarla dándole culto, sincero y sentido en todos los
momentos de nuestra vida
d) imitarla, tomándola como modelo, procurando hacer lo que Ella
haría y cómo Ella lo haría.
8.- Debemos considerar el matrimonio y la vida de familia como una
vocación, entendiendo por vocación toda llamada de Dios a seguirlo de una
manera determinada, que pide una respuesta a nuestra, generosa y comprometida.
El matrimonio no es una tradición, ni un capricho, ni una obligación, ni una
salida que nos queda en la vida. Es una llamada de Dios a seguirle por ese
camino, cumpliendo en él nuestras obligaciones humanas y cristianas; y para
esto sale a nuestro encuentro en el sacramento y se queda con nosotros mientras
queramos tenerle a nuestro lado.
9.- Pero es también un camino de santidad. A todos nos llama Dios
a caminar hacia la meta de la santidad, cada uno en el estilo de vida a que ha
sido llamado. Todos podemos y debemos ser santos, para lo cual lo que tenemos
que hacer es:
* vivir unidos a Dios por el amor,
* rechazar el pecado,
* intentar cumplir siempre su voluntad con alegría.
10.- Así lo han hecho muchos cristianos, unos que han sido
elevados a los altares, como San Isidro o Santa María de la Cabeza, y otros sin
alcanzar esta gloria, pero que indudablemente nos dieron ejemplo de santidad,
como mamá Margarita.
11.- Des esta visión del matrimonio y de la familia se derivan
consecuencias importantes: vivir conscientemente el matrimonio cristiano:
* es vivir el amor y la gracia de Cristo,
* es integrarse en su amor a la Iglesia,
* es vivir una aventura de santidad y de misión,
* es entrar de lleno en la alianza nueva que Cristo establece.
12.- Lleva una vida de familia teniendo en cuenta estas tres
ideas:
* aspecto sacramental,
* vocación y
* camino de santidad,
nos ayudará a ser felices y nos dará la satisfacción de tener una
vida llena y de haber cumplido nuestro fin como familia cristiana.
PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO
1.- ¿Diferenciamos claramente el matrimonio civil del matrimonio-sacramento?
¿Qué le añade el sacramento?
2.- Busca alguna cita bíblica y otra de documentos del Vaticano II
que nos hablen de las relaciones en la familia.
3.- ¿Cómo vivió esto María en la Sagrada Familia? ¿Respondió a la
llamada de Dios?
4.- ¿Estamos conformes con las características de una devoción a
la Virgen para que sea verdadera?
5.- ¿Hemos planteado nuestra vida de familia como respuesta a una
vocación?
6.- ¿Tenemos claro que la vida de familia es nuestro camino de
santificación?
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