SOR
ÁNGELA, ENSÉÑAME A REZAR
I.- TE AGRADEZCO TU PETICIÓN
1.- Entre las muchas peticiones que recibo de mis devotos
me ha llamado la atención y me ha impresionado mucho la de una persona que me
ha pedido: “enséñame a rezar”.
2.-
Gracias por esta petición. Es uno de los favores que te puedo alcanzar con
facilidad y mayor gusto.
3.- Y me agradaría porque rezar y rezar bien es una de las
cosas más grandes, hermosas y beneficiosas en la vida de un cristiano.
4.-
Rezar es reconocer que Dios es Padre, escuchar con docilidad su Palabra y estar
dispuesto a hacer su voluntad. Tres cosas esenciales.
5.- Santa Teresa decía: orar es “tratar en amistad con
Aquel que sabemos nos ama”. Si no reconoces que Dios es Padre, te ama y que es
tu Amigo ¡no sabes rezar!
6.-
Rezar es ir a Dios, no para “sacarle cosas”, sino para exponerle, como a un
Padre y Amigo la propia necesidad y aceptar su voluntad.
6.- Estando en la tierra, yo siempre he aconsejado el
“hacer la voluntad de Dios”. Ahora, que estoy en el cielo inculco más.
Me
agrada que me pidan
“enséñame
a rezar”,
porque
lo puedo conseguir más fácilmente.
II.- TE VOY A DECIR VARIAS COSAS CON SINCERIDAD Y CARIÑO
1.- No me parece bien que dediques el 90% de tu oración a
pedir cosas. Dedica más tiempo a convencerte -y saborear- “que Dios es Padre
bueno, te quiere mucho y busca tu bien”.
2.-
No me parece bien que, cuando acudas a Dios para pedirle algo, pongas más
deseos en conseguir lo que pides que en aceptar su voluntad. Dios sabe lo que
te conviene mejor que tú.
3.- No me parece bien que, cuando Dios no te concede lo que
pides, digas: “Dios me tiene olvidado o no se acuerda de mí”. Dios nos ama
siempre y no se olvida ni de ti ni de nadie.
4.- Me parece bien que cuando vayas a rezar,
recuerdes que “Dios es Padre bueno y busca tu bien” . Si olvidas esto lo que
digas no es rezar.
5.- Me parece bien que cuando acudas a Dios tengas muy
presente la preciosa y profunda oración de Jesús: “Padre mío, aparta de mí
este cáliz, pero no se haga lo que yo quiero sino lo que tú”. Y debes
recordar y meditar “que el Padre no le apartó el cáliz”.
Si
me pides que te enseña a rezar
te
aconsejo que vayas al Sagrario
y
le digas a Jesús presente:
“Jesús, enséñame a rezar”.
III.- LOS CAMINOS DE DIOS
1.- Siempre el pueblo cristiano ha dicho: “Los caminos de
Dios son distintos de los caminos de los hombres” y “Dios escribe derecho con
renglones torcidos”.
2.-
Estas “sabias expresiones populares” bien pensadas, expresan la confianza que
el pueblo cristiano tiene en Dios y demuestran que lo reconoce como Padre sabio
y bueno, que busca siempre el bien de sus hijos.
3.- Estas expresiones indican que hay que confiar en Dios y
aceptar su voluntad amorosa por encima de todo; lo que Él nos manda debemos
hacerlo porque sus caminos son los más rectos del mundo, aunque los veamos
torcidos por nuestras limitaciones de criaturas y fallos morales (soberbia,
orgullo, vanidad, egoísmo...)
4.- La
cruz, que es también un camino de Dios, tiene que ser nuestro camino. Y su
cruz, aceptada, nos lleva directamente a la salvación.
5.- Rezar es aceptar los “Caminos de Dios” y seguir “sus
aparentes renglones torcidos”. Aquí se ve la sabiduría que contiene el “hágase
tu voluntad” del Padre Nuestro.
El
mundo tiene “caminos distintos”
de
los caminos de Dios y ve muy torcido
el
“amar a Dios sobre todas las cosas”
IV.- LOS CAPRICHOS EN LA ORACIÓN
1.- Tienes que tener cuidado porque, sin darte cuenta,
puedes acudir a Dios con una gran carga de egoísmo, sobre todo si no terminas
todas tus peticione diciendo: “pero no se haga como yo quiero, sino como tú”.
2.- Te digo esto por experiencia. Por eso me
habrás oído hablar de la humildad y de querer reducirme “a la nada ante Dios”,
porque comprendí que “Dios lo sabe todo” y “Él sabe, mejor que yo, lo
que me conviene”.
3.- He tenido muchas luchas entre “lo que yo quería” (mi
capricho, mi voluntad) y “lo que Él quería” (su voluntad). Y me convencí que
era mejor decir: “hágase tu voluntad”.
4.- A
veces hay una pugna entre querer “mi santa voluntad” y “la simple voluntad de
Dios”. Y siempre la “simple voluntad de Dios” es más santa que la propia.
5.- Cuida mucho de pedir también cosas relacionadas con la
virtud, con la paz del mundo, con la conversión de los pecadores, de los
terroristas... No solo pidas para ti.
La
mejor manera de evitar “caprichos”
es
la oración. Es terminar diciendo:
“pero
no se haga mi voluntad, sino la tuya”
V.- ¿TE DIGO MIS FORMAS DE REZAR?
1.- “Estoy en tus manos, Señor”.
2.- “Dios
lo ha permitido o querido así”.
3.- “Señor, hágase tu voluntad y no la mía”
4.- “Señor,
haz de mi lo que quieras, como quieras y del modo que quieras”.
5.- “Señor, tú todo lo dispones para nuestro bien”.
6.- “Señor,
aumenta mi fe”
7.- “Señor, dame gracias para no ofenderte nunca”.
8.- “Me
abrazo contigo, cruz amada”.
9.- “Señor, nada quiero, nada, nada, nada más que se haga
en todo tu voluntad”.
10.- “Señor,
aunque yo no te vea ni te sienta, no te apartes de mi lado”.
11.- “Señor, hazme santa”.
12.-
“Dios mío, yo lo espero todo de Ti. Tú me darás tu gracia para que yo viva como
un ángel”.
13.- “Dios mío, haz que aparezcan almas que quieran
seguirte”.
14.- “Dios
mío, ilumina a todos los desterrados de este miserable mundo, para que te
conozcan”.
Una
de las oraciones que más hemos de rezar
es
la que dijo la Stma. Virgen:
“Hágase en mí según tu Palabra”
VI.- LA GRATITUD DE DIOS
1.- Siempre
se ha dicho: “Es de bien nacido el ser agradecido”. Los cristianos debemos ser
agradecidos y manifestar a Dios nuestra gratitud.
2.- Ir a Dios sólo “a pedir” y no ir a dar gracias “no es
de bien nacido”.
3.- Existe
el peligro de prometer a Dios, antes de obtener un favor, “el oro y el moro”.
4.- Existe
otro peligro: creer que la gratitud a Dios se manifiesta en hacer sacrificios
“muy grandes y penosos”. Nada más falso.
5.- La gratitud a Dios, tiene su camino: ser mejor
cristiano, vivir el Mandamiento nuevo del Amor, ayudar al necesitado...
6.- Pero
la mejor gratitud, te lo digo con toda la sinceridad y el cariño que puedo, (y
muchos cristianos lo tienen olvidado) es asistir y participar en una
Misa-Eucaristía: en ella se hace invisiblemente presente Jesús Resucitado.
7.- Si acudieras a una Misa para escuchar la Palabra de
Dios y disponerte a hacer su voluntad, sería, sin ninguna duda, tu mejor manera
de manifestar tu gratitud a Dios. Lo demás...
¡Ojalá
aprendieras a descubrir que
la
mejor manera de manifestar tu gratitud a Dios
es
participar en la Misa
más
que todas otras maneras.
VII.- PARA REFLEXIONAR Y COMENTAR
1.-
¿Le pides a Sor Ángela de la Cruz: Sor Ángela, enséñame a rezar?
2.- ¿Te atreves a decir a Dios: “Aquí estoy, Señor, para
hacer tu voluntad”, como se lo dijo Jesús y también Sor Ángela?
3.- ¿Tienes
presente, cuando rezas, la oración de la Stma. Virgen: He aquí la esclava del
Señor”, como tantas veces lo haría Sor Ángela?
4.- Si no conoces que Dios es Padre, Padre bueno y que
busca tu bien, como la conocía Sor Ángela, ¿puedes rezar bien, con confianza?
5.- ¿Tienes presente, cuando pides algo, la
actitud de Jesús: “Padre mío, aparta de mi este cáliz, pero no se haga mi
voluntad, sino la tuya”, como tantas veces las tuvo presente Sor Ángela?
6.- Sor Ángela, en los “renglones torcidos”, encontró los
caminos de dios, no en los propios. Tú, ¿sigues los caminos de Dios aún cuando
encuentres “renglones torcidos”?
7.- Sor
Ángela siempre manifestó su gratitud a Dios en la Misa. Y su gratitud, ¿la
manifiestas a través de tu participación en la Misa?
8.- ¿Pides a Sor Ángela por la conversión de los fanáticos,
de los terroristas, pecadores...?
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