12 de febrero de 2019

"LAS HOJITAS DE DON LUIS" - NÚMERO 184


¿TÚ VAS A MISA EL DOMINGO?



¿TÚ VAS A MISA EL DOMINGO?
Amigo, hoy has venido a la Iglesia porque has sido invitado a una celebración familiar (boda, entierro, 1ª comunión, etc.). Estás en tu casa. No eres ningún extraño porque para eso estás bautizado y tienes derecho a participar de esta reunión de familia: la familia cristiana:
1.- Una reunión de familia a la que no puede faltar.
Estaría muy mal que hoy no hubiese venido a esta celebración. Le harías un feo a quien te invita.
Todos los  que estamos bautizados hemos sido invitado -¡Nada menos que por Nuestro Señor Jesucristo!- a participar cada domingo a esta reunión familiar que es la Eucaristía: “Cada vez que os reunáis hacedlo en memoria mía”. ¿Le vamos a hacer un feo al Señor que nos invita a ir a misa cada domingo?
2.- Siempre nos hemos reunido los cristianos.
Hace ya 2000 años que el Señor invitó a sus discípulos a reunirse cada domingo, el día que Él resucitó de entre los muertos. Desde entonces, en el mundo entero, gente de todas las razas, lengua y nación, nos reunimos en la iglesia como discípulos de Jesús que somos. Unos cristianos del s. III prefirieron morir como mártires cuando les prohibieron reunirse el domingo porque decían que sin la reunión del domingo no sabemos vivir.
3.- Celebramos juntos una misma fe.
¿Y para qué nos reunimos?
Los hombres siempre nos reunimos para algo. Hoy, por ejemplo, te has reunido con familiares y amigos por un motivo importante. Siempre nos reunimos con amigos y por algún motivo.
Los cristianos somos amigos, más aún, hermanos. Nos reunimos porque hay algo que es común a todos nosotros: nuestra fe. Cada vez que nos reunimos lo hacemos para celebrar nuestra fe común, la de todos los bautizados, la fe de la Iglesia, que somos nosotros.
4.- La fe se fortalece en la reunión de la Iglesia.
Algunos dicen: es que yo creo muy poco. ¡Claro! Es que si no nos reunimos, poco a poco se va enfriando nuestra fe, de la misma manera que si yo no me reúno con mis amigos, poco a poco se va enfriando nuestra amistad.
Todos necesitamos fortalecer nuestra fe y lo hacemos cuando nos reunimos en la misa del domingo. yo he sido bautizado y he hecho la primera comunión pero, después... Es que al coche hay que echarle gasolina para que ande y yo tengo que comer cada día para vivir... También la fe hay que alimentarla cada domingo en la reunión de la Iglesia.
5.- Un alimento para vivir eternamente.
El Señor nos ha dicho que,  de la misma manera que hay que comer para vivir en esta tierra, también hay que comer para vivir eternamente. Por eso Él nos ha dado su propio cuerpo, para que el que coma de Él viva eternamente.
La misa es la cena del Señor. El Jueves Santo, Jesús celebró con sus discípulos la última cena y les repartió el pan y el cáliz diciendo: “El que coma de este pan -que es mi Cuerpo- vivirá para siempre”. Nosotros, sus discípulos, los que somos cristianos, tenemos que comer de este pan eucarístico si queremos vivir para siempre.
6.- Una palabra muy actual.
Las modas pasan pronto. Las palabras se las lleva el viento. Pero la Palabra de Dios permanece para siempre: el cielo y la tierra pasarán, pero mi palabra no pasará, dijo el Señor. Y es  verdad, cuando leemos el Evangelio, parece que se acaba de escribir para nosotros: es una palabra viva, actual, alentadora. Y siempre nos estimula a ser mejor, a ser más persona y más buena gente: amáos los unos a los otros como yo os he amado; perdónanos siempre; haz a tu prójimo lo que te gustaría que te hicieran a ti: sé honrado, fiel, responsable, trabajador... Esta es la palabra de Dios que, cada domingo, orienta nuestra vida. El que la cumple -ha dicho el Señor- vivirá para siempre. Así conseguimos ser “buena gente” y buenos cristianos.
7.- Daos fraternalmente la paz
Los cristianos somos hermanos, alimentados por un mismo pan y orientados por una misma palabra: El Cuerpo y la Palabra del Señor.
Formamos una familia, una comunidad. Todos unidos queremos hacer un mundo mejor, viviendo en paz y edificando la civilización del amor. Por eso, en la reunión de cada domingo, nos saludamos con el signo de la paz. ¡Ojalá que nuestro pueblo viva siempre en paz! Que no conozcamos la guerra, ni las envidias, ni los rencores y que la paz del Señor esté siempre con nosotros.




            PINCHA AQUÍ PARA VERLO EN FORMATO PDF


No hay comentarios:

Publicar un comentario