29 de enero de 2019

"LAS HOJITAS DE DON LUIS" - NÚMERO 174


“TOMA TU CRUZ”

Por D. Antonio Hidalgo sdb

I.- PREÁMBULO

1.- No resulta fácil ni cómodo hablar hoy de “la espiritualidad de la cruz”. Vivimos en una cultura del hombre superficial, frágil, ligero, que no quiere que se hable de nada serio.
2.- No es posible que un cristiano siga a Cristo sin conocer el valor espiritual y la fuerza santificadora de la cruz.
3.- El “toma tu cruz”, de Cristo, que es una orientación cristiana, puede suscitar reacciones, entre los mismos cristianos de indiferencia, de rechazo, de malestar. Y, sin embargo... hay que prepararse a saber llevar la cruz.
4.- El sufrimiento, la enfermedad, la incomprensión... entra dentro del llamado “dolor humano”, que todo hombre, a modo humano debe afrontar.
5.- El dolor humano, visto a la luz del evangelio, lo llamamos cruz, que es un término totalmente cristiano. Por eso san Pablo habla de tres formas de ver la cruz:
* “escándalo para los judíos”. ¿cómo el Mesías triunfador va a morir en la cruz?
* “necedad para los gentiles”. ¿Cómo va a entrar en la cabeza que Dios-Creador muera en una cruz?
* “salvación para cuantos creen en Él”. Es la orientación de la palabra de Dios, de la fe.
II.- EL MISTERIO DE LA CRUZ

1.- El Sufrimiento es una consecuencia del pecado y de nuestras limitaciones.
2.- La Palabra de Dios ha proyectado sobre el misterio del dolor humano (en todas sus formas) una luz absolutamente original y única: “que todo dolor humano está misteriosamente vinculado a la vida, pasión y muerte de Cristo”.
3.- Cuando decimos dolor, decimos, ciertamente: renuncia, sufrimiento, paro, enfermedad, muerte... que puede estar unido a tristeza, frustración, fatalidad, desesperanza...
4.- Cuando decimos cruz, decimos, unión a los sufrimientos de Cristo (en su vida, pasión y muerte) y hay alegría, realización, esperanza...
5.- El dolor visto con ojos de fe, no es algo negativo, sino positivo. La fe le da su verdadero sentido: ser riqueza liberadora y vivificante.
6.- San Pablo, nos revela la extraordinaria riqueza salvadora implícita en el misterio de la Cruz de Cristo y de la cruz del cristiano cuando une su dolor a la de Él.
7.- Pocos cristianos conocen la riqueza de la cruz y están preparados para llevarla.
8.- A pesar de que la cruz es liberadora y nos une a Cristo... no se quiere la cruz. ¿Por qué?
III.- LA CRUZ NO CONTRADICE LA BONDAD DE DIOS

1.- No podemos olvidar que la cruz es una palabra cristiana. Aunque ella se presenta como algo doloroso, no contradice la infinita bondad, ternura y misericordia de Dios.
2.- Dios es, por esencia siempre bueno. Todo sufrimiento humano tiene origen no en Dios, sino en la desobediencia de Adán y Eva y en las desobediencias de los actuales hombres a Dios.
3.- Si Dios le hubiera cortado la mano a Eva cuando fue a coger la manzana, tendríamos una Eva manca, pero no una Eva libre.
4.- Quede bien claro: “Dios no es culpable de nada de lo que pasa en el mundo. Los culpables somos, además de Adán y Eva, los hombres libres que no le hacemos caso, que no actuamos como Él nos dice”.
5.- La cruz, mirada sin los ojos de la fe, es decir, mirada con la simple razón, es imposible entenderla. Lo mismo que mirar la vida, pasión y muerte de Cristo con la sola razón es no entender nada.
6.- La cruz es camino de curación, de conversión, de salvación, de santificación... Así lo predica la teología y así lo confirma la experiencia de la vida de muchos hombres.
IV.- SOMOS SEGUIDORES DE CRISTO CRUCIFICADO

1.- Los cristianos estamos, misteriosamente unidos, a la vida, pasión,  muerte y resurrección de Cristo. Una realidad que no debemos olvidar pero que, con frecuencia, olvidamos.
2.- Nuestras cruces son pequeñas porciones de la única cruz redentora de Cristo. Sin la mirada de fe, no se entiende lo de San Pablo: “Completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo” (Col, 1,24).
3.- Aceptar la voluntad de Dios cuando nos sonríe la vida es fácil, pero aceptarla cuando aparece la cruz -y la cruz aparecerá- es más difícil, pero la voluntad de Dios hay que aceptarla, sea agradable o no, desde la fe.
4.- No querer la cruz es una postura falsa. Aceptarla es una postura cristiana. Y, desde luego, con una cruz aceptada se pasa mucho mejor que con una cruz protestada.
5.- Con respecto a la “espiritualidad de la Cruz” los cristianos tenemos que aprender mucho. Si Cristo pasó por la cruz, tomó su cruz, los discípulos no podemos pensar en tener otro camino distinto.
6.- San Juan Bosco tiene una frase sencilla y pícara, pero que expresa toda la riqueza de la cruz: “No se puede ir al cielo en coche”.
V.- EVANGELIZAR NUESTRAS CRUCES DE CADA DÍA

1.- ¿Cuáles son nuestras cruces?
* la enfermedad, la ancianidad, las limitaciones físicas, intelectuales o espirituales...
* la inmadurez afectiva, los condicionamientos de nuestra historia personal y familiar...
* las heridas psíquicas, soledad no asumida, temperamento arisco, incomprensión, traumas...
* el pecado que encadena, la fe que agoniza, avanzar a oscuras y sin muchas esperanzas...
2.- ¿Cómo se reciben mal las cruces?
* con amargura y neuróticamente
* con quejas y con rabia.
3.- ¿Cómo se reciben bien las cruces?
* como dones privilegiados de Dios
* como oportunidades para santificarse
* como ofrendas para entregar a Dios
* envolviéndolas en el papel de la sonrisa
* viviéndolas como martirio silencioso
* no separándolas jamás de la cruz de Cristo
* confiando en la fuerza de Dios
* comprendiendo las cruces más pesadas de los otros.
4.- ¿Cómo enfocas tú tus cruces?
* ¿con protestas y quejas?
* ¿con mirada de fe?
VI.- A MODO DE RESUMEN

1.- Nadie se escapa de la cruz. Y pocos se preparan para recibirla y aceptarla.
2.- El aburguesamiento y la búsqueda de una vida placentera, además de no ser signos evangélicos, dificultan aceptar la cruz.
3.- La presencia de la cruz, vista desde la fe, es una gracia. Es un momento de crecimiento en Cristo. Es una presencia amorosa de Dios que se une más estrechamente a Cristo para hacerme más colaborador en la salvación del mundo.
4.- “Toma tu cruz” es una sabia orientación de Cristo. Hay que pensar en tomarla.
5.- No tomar la cruz, rechazarla o recibirla de malos modos es no saber aprovechar esta presencia de Cristo, este don de Cristo, para avanzar por los caminos de la santidad.
6.- La cruz, sin fe, por muchas vueltas que se de, no se entiende. Se entiende desde Cristo crucificado.
7.- Dios está cerca del que sufre. También esta cercanía se ve desde la fe.
8.-  Tiene que quedar bien claro que Dios no tiene culpa alguna de los sufrimientos humanos y que estos provienen de los pecados de Adán y Eva y de los pecados de los hombres de hoy.

VII.- EL EXAMEN DE CONCIENCIA

1.- ¿Cómo se encaja la “espiritualidad de la cruz” en la sociedad actual y cómo la encajas tú en tu vida privada?
2.- Cuando observas tantos dolores y sufrimientos en el mundo, ¿eres de los que le echan fácilmente la culpa a Dios y no descubres que son efectos de las desobediencias de Adán y Eva y de los actuales hombres a Dios?
3.- La mejor preparación para aceptar la cruz diaria es el ejercicio  de la “conformidad con la voluntad de Dios”, ¿tú vives al margen de la “conformidad con la voluntad de Dios”?
4.- ¿Qué opinas de las frases del salmista: “Antes de sufrir, yo andaba extraviado” (ps, 118), “me estuvo bien el sufrir, así aprendí tu mandamiento” (Ps 118), “reconozco, Señor, que tus caminos son justos, que con razón me hiciste sufrir” (Ps 118).
5.- ¿Cómo miras las cruces de la vida: desde la pasión, desde la razón o desde la fe?
6.- ¿Tienes aprendido que todo dolor está misteriosamente unido a la pasión de Cristo?
7.- ¿Cómo enfocas la sabia orientación de Cristo: “toma tu cruz y sígueme”?




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