16 de mayo de 2017

"MADRE MAZZARELLO, UNA MUJER DE AYER Y DE SIEMPRE" POR PILAR CHINCHILLA ÁVILA


REFLEXIONAMOS CON PILAR CHINCHILLA ÁVILA, DELEGADA DE FMA PARA LAS ANTIGUAS ALUMNAS Y ASOCIACIÓN DE MARÍA AUXILIADORA.
TEMA: MADRE MAZZARELLO.
Nº 20

UNA MUJER DE AYER Y DE SIEMPRE…

MADRE MAZZARELLO

¡MAÍN, como la llamaban familiarmente, sigue viva entre nosotras y el INSTITUTO amplía siempre más su horizonte!
Nadie pensaría que a la humilde campesina de Mornese, su pueblo natal, la mujer sencilla y llena de sabiduría evangélica que rápidamente conectó con D. Bosco, con su figura y su carisma, iba a ser recordada y seguida por miles de jóvenes que como ella se enamoraron de Dios y quisieron servirlo en los jóvenes de los cinco continentes. “Madre Mazzarello sin saberlo, pues hasta el 1864 con 28 años, no conoce a D. Bosco, es salesiana por naturaleza, tanto en sus virtudes como en su vocación”.
Quizás tú, AA.AA. has oído hablar de Madre Mazzarello, cofundadora con D. Bosco de las Hijas de María Auxiliadora. Pero, ¿realmente la conoces? En estas breves palabras sobre ella podrás saber algo de su vida, pero te animo a acercarte más a ella y captar la originalidad y riqueza de su personalidad. Te irá bien...
Nació el nueve de mayo de 1837, en un pueblo pequeño , llamado Mornese (provincia de Alessandria, Italia) con apenas dos mil habitantes, pueblo pintoresco de amplios horizontes, de mucha vegetación: viñedos, pinos… pueblo perdido entre las colinas del Monferrato.
 No podemos comprender la personalidad de Maín niña, adolescente y joven sin pensar en su entorno, en su pueblo, porque el carisma de cada santo es inseparable de sus orígenes, de su geografía, de su historia. Ahí se forjó el temple y la personalidad de Maín.
Su núcleo familiar amplio y numeroso es germen de vida. Era la mayor de siete hermanos, pero vivían con ellos dos tíos, hermanos del padre, la abuela y otra prima huérfana. Al nacer, su familia vivía en la barriada de los Mazzarelli, un puñado de casas a las que en el 1843 se añadió una pequeña Iglesia dedicada a María Auxiliadora. A donde Maín acudía al rezo del rosario. Los padres de María eran campesinos y cristianos intachables. Lo que facilitaba la compenetración de los esposos era precisamente su fe profunda. María heredó de su padre la sabiduría natural y un profundo sentido práctico, y de la madre el valor para afrontar las diferentes situaciones de la vida con desenvoltura y sentido del humor. Y de los dos, su fe sólida como casa construida sobre roca: Cristo y su Evangelio.  Ella solía decir: ¡Cuánto debo a mi padre! A los quince años de edad se ofreció a Dios con el voto de virginidad.
No podemos hablar de Maín sin nombrar las casas del pueblo por las que pasó:
En los MAZZARELLI, casa natal, pasó casi los doce primeros años 1837-1849. Casa de la felicidad, del trabajo, del aprendizaje, del sufrimiento…  A los ocho años, la piden unos tíos para ayudarlos, esto la hizo sufrir mucho. Al año volvió a casa por la necesidad de su familia numerosa.
En la VALPONASCA, casa de la contemplación, vivió su adolescencia y parte de su juventud 1849-1858 donde aprendió a amar alegre y gratuitamente a Dios. Su lugar de oración y contemplación era la ventana ubicada en el segundo piso que le permitía ver el campanario de la parroquia.
En tercer lugar la VALGELATA, donde el párroco le pide atender a unos tíos por la epidemia del tifus 1860. Los padres no lo consienten pero dice a D. Pestarino, que decida ella. Maín responde “si usted lo quiere, yo voy, pero estoy segura de contagiarme”. Su respuesta fue profética, contrajo la enfermedad que le hizo perder su fuerza al tiempo que se fortalecía espiritualmente. La enfermedad le hizo cambiar el rumbo de su vida.  Tenía entonces veintidos años 1858-1867. Decide aprender a coser para enseñar a las jóvenes del pueblo. Abren un taller para jóvenes… Más tarde un internado. Era tanta la pasión por las niñas y jóvenes.
Respecto a la PARROQUIA y su inserción en la vida parroquial le ofrece un desarrollo en su vida espiritual: bautismo, 1ª comunión, vida sacramental, vocación- misión. Siempre buscando el núcleo de su vocación en la Iglesia, la caridad educativa con las jóvenes, especialmente las más necesitadas. Tiene una clara visión de aquel día, en que al pasar por una calle del pueblo Borgo Alto, ve proféticamente al fondo un gran edificio que luego sería el colegio construido por D. Bosco. En él hay una multitud de jóvenes y oye una voz que le dice: “A ti te las confío”. Esta voz será llamada y certeza en su vida.
Pasamos a la CASA DE LA INMACULADA, por ese tiempo conoce un grupo de jóvenes, liderado por Angela Maccagno,  que querían ser religiosas y alentadas por D. Pestarino  que les facilita el Reglamento y se constituyó la Asociación de Hijas de la Inmaculada. A los diecisiete años María se une a ellas. Es un grupo mariano con un fuerte compromiso cristiano y eclesial que sirvió de palestra  para el lanzamiento apostólico.
En síntesis podemos decir: La raíz de la vida y de la experiencia de Maín es Dios, un Dios presente en su oración, en su trabajo y en su compromiso, en su vida de austeridad y privación, en la alegría y en los conflictos. En ella encontramos una experiencia que no es fruto de libros o de preparación cultural, sino una verdadera acción interior de Dios. Jesús es el centro de su vida, lo vive con toda sencillez, con espontaneidad y sinceridad: este es el secreto de su libertad interior y exterior, de su fe sencilla, de su constante alegría, de su profundo equilibrio, de su capacidad de discernimiento espiritual, el secreto de su amor. “La sabiduría de Maín estaba llena de realismo – y además exquisitamente femenina – que la llevó a ser auténtica maestra y guía en los caminos del Espíritu” (Aldazábal).
La presencia de la Virgen, fue constante desde el inicio de su vida, como en D. Bosco. Presencia confirmada más adelante por D. Bosco en su visita a la Casa Madre en Nizza, siendo ya Superiora “La Virgen está aquí con vosotras”.
Hasta los treinta y cinco años vivió como laica en su pueblo y sólo nueve años fue religiosa consagrada y de ellos siete Madre General del Instituto de las FMA y Cofundadora con D. Bosco. A su muerte, el 14 de mayo de 1881 a los 44 años, deja 166 hermanas, 26 casas en Europa y América. 50 novicias, 22 postulantes.

PARA LA REFLEXIÓN
Cuando leemos el Evangelio y cuando leemos la vida de los santos siempre se nos queda en nuestro corazón el deseo de un algo más, que nos impulsa a cómo alcanzarlo…
¿Qué crees que puede influir en ti de su vida laical durante treinta y cinco años?





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