9 de abril de 2024

LA VOCACIÓN MISIONERA SALESIANA POR ALFRED MARAVILLA - 2ª PARTE

 El Rector Mayor, don Ángel Fernández Artime, ha invitado a toda la Congregación a responder con valor y generosidad misionera a la petición de nuevas presencias en los contextos más pobres, reforzando nuestro compromiso entre los refugiados y abrir nuevos lugares de misión.[1] En efecto, «somos todos corresponsables de la obra de evangelización y misionera de los Salesianos de Don Bosco en todo el mundo».[2]

Parte II. Procesos y Orientaciones Operativas

A la luz de estas reflexiones misionológicas y carismáticas, siguen los siguientes procesos y orientaciones operativas:

 

2. El Discernimiento de la Vocación Misionera

La vocación misionera necesita un atento discernimiento. Este es un recorrido gradual y progresivo que se cumple con la ayuda de un guía espiritual, del Director y del equipo formativo. Los criterios y el proceso de discernimiento de la vocación misionera se explican de manera clara en el subsidio La Formación Misionera de los Salesianos de Don Bosco.[30] Sin embargo, es necesario subrayar algunos elementos.

 

En las diversas etapas de la formación inicial, se anima a todos los formandos a mantener vivo el espíritu misionero como elemento esencial de nuestro carisma, a través de los contenidos subrayados, los planteamientos a cultivar y las experiencias a promover en cada fase formativa.[31] Deben ser formados a la disponibilidad con una mirada abierta a la vida de la Iglesia y de la Congregación dando a conocer los proyectos misioneros. «Es tarea de los Inspectores, Delegados de Animación Misionera y los formadores favorecer especialmente en los hermanos jóvenes el discernimiento sobre la vocación misionera ad vitam».[32] Aquellos que manifiestan su interés en convertirse en misioneros son acompañados de forma más cercana, para poder hacer un buen camino de discernimiento.

 

El Posnoviciado es la fase formativa donde se profundiza en la identidad carismática. Por tanto, es la fase de formación más adaptada, para hacer un serio discernimiento misionero. La experiencia de los últimos años muestra que es la fase formativa donde está más viva y es más generosa la disponibilidad misionera entre los formandos.

 

No hay un límite de edad para ser enviado como misionero. Después de haber consultado a su Director y a su acompañante espiritual, el hermano puede escribir al Rector Mayor presentando su disponibilidad misionera. De hecho, nuestra experiencia a lo largo de los años demuestra que el diálogo intercultural e interreligioso, la inculturación y el aprendizaje del idioma son más fáciles en la juventud.

 

Según los casos, para discernir mejor la vocación misionera, el Inspector, en diálogo con el Consejero General para los Misiones, puede enviar al candidato misionero del Posnoviciado a un año de Tirocinio en una obra misionera en su Inspectoría, o en otra. Durante este año, el candidato puede escribir al Rector Mayor presentando su disponibilidad misionera.

 

La Cruz misionera salesiana distintiva es entregada durante la ceremonia de envío por parte del Rector Mayor solo a aquellos que se ofrecen para ser misioneros, generalmente en la Basílica de María Auxiliadora en Valdocco. Sus nombres son inscritos en el registro oficial en el Sector para las Misiones.

 

3. La Selección y el Envío de Misioneros

Desde la primera expedición misionera (1875) hasta el Capítulo General Especial (1971) los misioneros salesianos fueron escogidos y enviados con la siguiente modalidad:

- Los candidatos, convencidos de su vocación misionera, presentaban directamente su petición al Rector Mayor.

- El Prefecto General (posteriormente el Consejero General para las Misiones) se encargaba directamente del discernimiento, del destino y el envío de los candidatos. La mayor parte salía de los Aspirantado misioneros en Europa (Ivrea, Cumiana, Astudillo, Shrigley, Coat-an-Doc’h, etc.) para iniciar el Noviciado en las misiones junto a los novicios locales.

- Los misioneros europeos salían de Europa para “las tierras de misión” en diversos continentes. La mayor parte recibía la Cruz misionera en la Basílica de María Auxiliadora de Turín.

 

Con este método de intervención directa del Rector Mayor a través del Consejero General para las Misiones, los hermanos de diversas nacionalidades fueron enviados a una nación, favoreciendo la internacionalización de las comunidades misioneras.

 

Cuando don Egidio Viganò lanzó el “Proyecto África” en 1980, que como proyecto implicaba a todas las Inspectorías, dio inicio a otra modalidad de discernimiento, elección y envío de misioneros:

- Un buen número de hermanos presentaba (por escrito o verbalmente) el propio deseo misionero al Inspector. Él, a veces, sugería y estimulaba la elección, en un diálogo de obediencia.

- El Inspector mismo escogía y enviaba a los misioneros al territorio de misión (especialmente en África y en las nuevas fronteras de Asia, América y Oceania). Algunos eran enviados ‘ad tempus’ y otros con un compromiso permanente y definitivo.

- Normalmente los misioneros enviados recibían la Cruz misionera en una celebración comunitaria inspectorial o local.

- Siempre quedaba la opción para los candidatos que lo desearan, de enviar la carta personal al Rector Mayor, el cual intervenía directamente a través del Consejero General para las Misiones.[33]

 

Este método favoreció una rápida expansión de los proyectos misioneros inspectoriales y estimuló un nuevo entusiasmo misionero en casi todas las Inspectorías. Por otra parte, disminuyó el número de misioneros al servicio de los proyectos misioneros de la Congregación, así como el rostro internacional de nuestras comunidades misioneras.

 

Desde que don Pascual Chávez lanzó el ‘Proyecto Europa’ en el 2008 se inició una modalidad más colegiada, que se ha consolidado en el actual proceso de discernimiento, elección y envío de misioneros:

 

a. El Rector Mayor escribe una petición misionera a todos los hermanos el 18 de diciembre (aniversario de la fundación de la Congregación) donde elenca las prioridades misioneras del año.

b. El hermano escribe una carta directamente al Rector Mayor presentando su disponibilidad misionera.

c. Recibida la carta, el Rector Mayor incluye al Consejero General para las Misiones.

d. El Consejero General para las Misiones inicia o continua el diálogo con el candidato.

e. El Consejero General para las Misiones dialoga con el Inspector del candidato pidiéndole a él y a su Consejo una opinión por escrito para verificar la idoneidad del candidato. Si el candidato está en formación inicial es necesaria la opinión escrita del Director y del Consejo de la Casa.

f. Recibido el parecer favorable del Inspector y su Consejo (y del Director y del Consejo de la Casa), el Consejero General para las Misiones hace un estudio con el Rector Mayor sobre las necesidades, las prioridades misioneras del año y los posibles destinos.

g. El Consejero General para las Misiones propone al Consejo General los destinos de los miembros de la próxima expedición misionera.

h. Es oportuno que en la Inspectoría se organice una ceremonia de despedida del hermano misionero. Durante la celebración eucarística el Superior bendice al hermano que se envía y hace algún gesto significativo de despedida. La entrega de la Cruz misionera se reserva sólo al Rector Mayor en el momento del envío misionero.

i. El candidato misionero llega a Roma para el Curso de Orientación de cinco semanas de preparación para el envío misionero. Durante el curso, escuchando personalmente al candidato, el Consejero General para las Misiones concluye el discernimiento para el destino definitivo del nuevo misionero.

 

Después de la ceremonia de entrega de la Cruz misionera, el misionero vuelve a su Inspectoría de origen donde prepara los documentos y espera el visado. Si tiene la posibilidad de obtener el visado en Italia, será destinado temporalmente a una casa salesiana, a la espera de los procedimientos de migración, con el consentimiento previo del Inspector interesado.

 

Al Inspector de origen del misionero se le solicita dar al misionero saliente, mientras espera los procedimientos de migración, la posibilidad de iniciar el estudio de la lengua de destino, según las posibilidades locales.

 

Para los misioneros que salen como tirocinantes, el tiempo destinado en exclusivo al estudio del idioma o de espera de los procedimientos de migración, no se consideran como parte del Tirocinio.[34]

 

4. La Petición de Misioneros

El Rector Mayor, como expresión de solicitud paternal para toda la Congregación, envía misioneros a las Inspectorías que lo necesitan. Por otra parte, un Inspector puede pedir al Rector Mayor el envío de misioneros a su Inspectoría siguiendo este procedimiento:

a. El Inspector, con la aprobación de su Consejo, presenta al Rector Mayor un nuevo proyecto misionero concreto. El Rector, con su Consejo, lo evaluará. La aprobación del proyecto será la condición por el envío de misioneros a esa Inspectoría. Sin esta condición previa, el envío de misioneros no será posible.

b. Tras la aceptación de la petición por parte del Rector Mayor, el Inspector dialoga con el Consejero General para las Misiones en lo que respecta:

§ el perfil del nuevo o los nuevos misioneros;

§ las nacionalidades que tengan facilidad para entrar en el país y obtener el visado;

§ los documentos que necesita presentar el misionero para obtener el visado de residencia o el visado de misionero.

§ el Plan de Acogida e Integración[35] de los nuevos misioneros, indicando en particular lo siguiente:

- El curso formal para el aprendizaje del idioma de al menos seis meses, que puede ser prolongado si el nuevo misionero tuviese necesidad;

- El hermano en concreto que acompañará a los recién llegados;

- Cómo responder a las necesidades espirituales (confesiones, dirección espiritual) del nuevo misionero:

- El proceso gradual de presentación del nuevo misionero en la Inspectoría que lo recibe;

c. El Secretario inspectorial de la Inspectoría de origen del misionero envía al Secretario inspectorial de la nueva Inspectoría del misionero los documentos personales necesarios para el archivo inspectorial; 

d. Después de cinco años, el misionero, con la ayuda del Inspector, evaluará la experiencia misionera, en particular su integración en la vida y actividad de la Inspectoría, su inserción cultural, y su ardor apostólico y compromiso misionero. [36]

e. En un momento adecuado el Consejero General para las Misiones, y sus colaboradores verificarán el acompañamiento realizado a los nuevos misioneros.

 

El salesiano va a las misiones para quedarse. Excepcionalmente, si un misionero por motivos graves tiene necesidad de volver a su Inspectoría de origen, deberá escribir al Rector Mayor explicando sus motivos, quien habiendo escuchado el parecer de los dos Inspectores interesados, dará o no su consentimiento. [37]

 

5. “La Experiencia Misionera”

En la Congregación los hermanos pueden ofrecerse para trabajar temporalmente en otra Inspectoría, o para responder a una necesidad específica o urgente[38]. Ésta ha sido una experiencia positiva para tantas Inspectorías. A la luz de la reflexión actual, la disponibilidad y el compromiso misionero no pueden ser limitados en el tiempo. Por tanto, no es el caso de hablar de misioneros ad tempus (temporales) sino de experiencia misionera. Para algunos hermanos esta experiencia misionera puede ser una oportunidad para hacer discernimiento y madurar la vocación misionera. En este caso estos presentarán su total disponibilidad al Rector Mayor para los proyectos misioneros de la Congregación. Es por esto, que es necesario subrayar algunas orientaciones:

 

a. El Inspector que envía a un hermano para una experiencia misionera firma un acuerdo de transferencia temporal con el Inspector que lo recibe especificando la duración del servicio, los deberes y responsabilidades de ambas hacia el hermano. Una copia del acuerdo se enviará al Consejero General para las Misiones, al Consejero General de la Región y a la Secretaría general.[39]

b. Esta transferencia puede tener una duración de tres o cinco años y puede ser renovada.[40]

c. La experiencia misionera no puede durar más de un período de diez años, tras el cual el hermano regresa definitivamente a su Inspectoría de origen. Si desease pertenecer definitivamente a la Inspectoría donde ha vivido su experiencia misionera, debe escribir al Rector Mayor, quien escuchando el parecer de los dos Inspectores interesados, dará o no su consentimiento.

 

Conclusión

«La generosidad misionera ha sido una de las razones de la buena salud y expansión de la Congregación durante su primer siglo y medio de vida».[41] ¡Respondamos con generosidad a la llamada misionera del actual sucesor de Don Bosco!

 

Estas reflexiones, procesos y orientaciones operativas han sido aprobadas por el Rector Mayor y su Consejo en la sesión del 29 de marzo de 2021. Entrando en vigor el 24 de mayo de 2021.

 

P. Alfred Maravilla, SDB

Consejero General para las Misiones


[30] Cf. Dicasterios para las Misiones y para la Formación, La Formación Misionera de los Salesianos de Don Bosco (SDB: Roma, 2014), p.27-33.

[31] Cf. La Formazione Missionaria, p.13-21.

[32] F. Cereda, “Favorecer a las Comunidades Internacionales”, p.43.

[33] Cf. L. Odorico, “Los Candidatos para las Misiones Salesianas”, en ACG 337, p.49-54.

[34] Cf. La Formación Misionera, p.32.

[35] Los elementos de este plan están especificados en el documento La Formación Misionera, p.31-32.

[36] Cf. La Formación Misionera, p.32.

[37] Cf. S. Martoglio, “Traslado de Hermanos”, n.1.b/1, en ACG 436.

[38] CG19, p.180: El CG 19 daba la posibilidad a los hermanos de servir en las misiones “durante al menos cinco años, siempre que se les considere idóneos”.

[39] Cf. S. Martoglio, “Traslado de Hermanos”, n. 1.b/2; n.3.

[40] Cf. F. Cereda, “Favorecer a las Comunidades Internacionales”, p.46.

[41] J.E. Vecchi, “Nuestro Compromiso Misionero”, p.35.

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