BLOQUE 3 - LA FAMILIA
TEMA 2º
EN LA FAMILIA NOS SENTIMOS PERSONAS
Los
procesos madurativos de las personas requieren la existencia de ambientes y de
intervenciones que los hagan posible. La familia ha sido siempre un lugar
fundamental para que las personas maduren de manera adecuada.
En una familia, bien estructurada,
cada uno de sus miembros realiza cuatro
experiencias decisivas para madurar y vivir con equilibrio.
En primer lugar, la familia nos permite
conocernos como somos. Sin saber
cómo somos es muy difícil que alcancemos el equilibrio interior que se precisa
para vivir. El desconocimiento personal es fuente de inseguridad y de
desconcierto permanente. La experiencia familiar nos permite acercarnos a
nuestra interioridad, sin miedo y con realismo. En el seno familiar descubrimos
nuestros valores y limitaciones. Al
conocernos, somos más realistas y, sobre todo, nos asomamos a la vida con la
seguridad precisa para afrontarla como se merece.
En segundo lugar, en la familia se
realiza la experiencia que sustenta el equilibrio personal. En ella, la persona se siente querida de manera
incondicional. Con independencia de nuestra mayor o menor valía personal,
de nuestros aciertos o desaciertos, de nuestros valores y limitaciones, todos
necesitamos que alguien nos quiera sin condiciones. Necesitamos darnos cuenta
que, siendo como somos, hay personas que nos tienden la mano y apuestan por
nosotros.
Por otra parte, la grandeza de
nuestra existencia consiste en que Dios
nos ha creado como seres originales que enriquecen la creación empleando
esa originalidad para hacerla crecer. No somos iguales sino diferentes y ahí
está nuestra grandeza y el particular desarrollo que hacemos de nuestros
valores. Para que el caudal de energía que tenemos se despliegue con toda su
fuerza es preciso que reconozcamos esa originalidad y que otros también lo
hagan. En la familia se realiza esta experiencia de una manera que es difícil
sustituir por otra.
Finalmente, para vivir como personas
necesitamos darnos cuenta de la dignidad
que Dios nos ha concedido y así sentirnos a gusto con nosotros. No podemos
vivir acomplejados, ni con la sensación de carecer de recursos para vivir. El
entorno familiar es un entorno propicio para que cada uno de sus miembros se
valore, adecuadamente, y viva con la cabeza alta. El equilibrio de esta
importante convicción también encuentra medios suficientes en la familia para
conseguirlo, porque la confianza personal no se casa con el orgullo, ni con la
desconsideración con los demás.
Percibimos que a las personas que
han vivido en ambientes familiares complicados o en familias sin estructurar, o
con graves problemas, les resulta difícil realizar estas cuatro experiencias
tan importantes para madurar. La familia
sigue siendo demasiado importante para jugar con ella y no apostar, con
todas las fuerzas posibles, para que las personas tengan la posibilidad de
sentirse personas originales, conscientes de su propia dignidad y capaces de
hacer algo que valga la pena en su paso por este mundo.
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1.-Comentamos algunas consecuencias que han tenido en nuestra familia
estas experiencias y cómo las aplicamos en nuestra relaciones familiares.
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