BLOQUE 1 -
ESPIRITUALIDAD
TEMA 1º
LA ESPIRITUALIDAD Y EL ESPIRITU
DE JESÚS
El Espíritu Santo sigue siendo un desafío para la Iglesia
de cada época, tam
bién para la nuestra. Ya S.Pablo se asombraba porque los
fieles de las primeras comunidades cristianas no habían conocido al Espíritu.
Y, sin embargo, la relación de cada
bautizado con el Espíritu es fundamental para desarrollar las semillas que con
el bautismo recibimos cada uno de nosotros. Sin el Espíritu no se puede madurar
la fe.
El Espíritu de Jesús sigue con vida
y se acerca al corazón de cada ser humano, pidiéndole que escuche su voz y la
siga para vivir con plenitud. La continua presencia del Espíritu, acercándose a
nuestra intimidad, exige de nosotros que le escuchemos y nos dejemos guiar por
Él.
Para que nuestra respuesta sea la
adecuada, será preciso:
1.- Reconocer que el Espíritu de
Jesús sigue con vida y actuando. Somos invitados al silencio para escuchar la
voz del que nunca falla a la cita. La superficialidad, la dispersión, el ruido,
nos impiden encontrar al que viene a nuestro encuentro. El Espíritu de Jesús
nos anima a pararnos y descubrir en lo más profundo de nosotros a Quien sólo
espera este encuentro para darle sentido a nuestra vida.
2.- Hacer que esta presencia del
Espíritu de Jesús produzca fruto en nosotros. S.Pablo dice que esos frutos son
“el amor, la alegría, la paz, la paciencia, la afabilidad, la bondad, la
mansedumbre, la fidelidad...” (Gal 5,22-23).
Si estos frutos están en nosotros es
señal que el Espíritu de Jesús ha sido acogido en nuestro interior. El cuidado
de estos frutos acelerará y enriquecerá el encuentro con el que siempre nos
espera.
3.- Dejar que el Espíritu de Jesús
nos ayude a discernir, a distinguir el bien del mal. En la complejidad de cada
día nos permitirá descubrir el camino que conduce a la vida y el que conduce a
la muerte. Nos animará a crecer, señalándonos metas que nos acerquen a Dios.
4.- Convertir el Espíritu de Jesús
en la pieza clave de nuestra vida. El Espíritu siempre anima y renueva. Su
presencia es la garantía que Dios nos ofrece para que la vida valga la pena y
se mantenga siempre en continua renovación. En definitiva, el Espíritu de Jesús
se convierte en la clave de una vida realizada y plena. Donde se le escucha, la
vida crece. Donde no se le deja actuar, la vida termina apagándose.
Las personas que escuchan al
Espíritu y se dejan conducir por El viven experiencias particulares que las
configuran. Son lo que son por dejarse invadir por el Espíritu. Son personas
espirituales y viven el Evangelio de una forma particular. Entre otros, San
Juan Bosco. Se deja guiar por el Espíritu de Jesús de tal manera que ha creado
en la Iglesia una espiritualidad en la que todos participamos: la
espiritualidad salesiana.
1.- Comentar lo que nos llama la atención de este
núcleo formativo.
2.- Elegir dos o tres cosas concretas que podemos
hacer para escuchar al Espíritu de Jesús y dejar que guíe la vida de nuestra
Asociación de AA.AA.
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