…Don Bosco también hizo uso de loterías, rifas y
tómbolas para sufragar las necesidades económicas de sus chavales en el
Oratorio y la construcción de nuevos colegios e Iglesias, llegando a organizar
personalmente un total de nueve?
DON
BOSCO Y LA LOTERÍA, LA RIFA Y LA TÓMBOLA
Nos
encontramos en fechas próximas al sorteo extraordinario de la Lotería de
Navidad. Muchas asociaciones de AA.AA.DB. y otros grupos de la Familia Salesiana
han puesto a la venta diferentes participaciones de lotería como una fuente de
ingresos para sus grupos, para muchos es un ingreso extraordinario fundamental
para su supervivencia económica. Gracias a la venta de lotería se pueden
afrontar muchas iniciativas programadas a principio de curso y que dan sentido
de Misión a su grupo.
También
Don Bosco supo ver en este tipo de ayudas una fuente extraordinaria de ingresos
para poder desarrollar su obra. Pero en la época del Turín del Ottocento la lotería (Lotto) era muy diferente a la actual.
Aunque el origen de la palabra “lotería” es germánico, ya existía mucho antes
del juego en sí y se refería a juegos de azar basados en un empate[1].
De cualquier modo, la fórmula de la lotería que llegó a Don Bosco deriva de una
práctica nacida en Génova en el siglo XVI y que con el tiempo se extendió por
toda Italia.
Ya
desde el principio, aprovechando la simpatía del Conde Camile de Cavour a la
obra de Don Bosco, eran los chicos del Oratorio los preferidos frente a otros
centros benéficos los elegidos para extraer los números de la Lotería Regia, y, en efecto, dos de los más
pequeños, vestidos con especiales distintivos, fueron cada quince días a
cumplir este encargo durante muchos años. El Gobierno daba por ello una
retribución al Oratorio[2].
Aunque Don Bosco pudo organizar nueve rifas y tómbolas oficiales, sin embargo, por su importancia, nos vamos a referir en esta ocasión a la primera rifa pública oficial, cuya finalidad era la de construir una iglesia más grande en Valdocco.
Desde que adquirió la casa Pinardi y el
terreno colindante, el 19 de febrero de 1851, Don Bosco planeaba todo el
complejo de Valdocco. Su primer proyecto mayor era edificar la iglesia de San
Francisco de Sales, que inauguró el 20 de junio de 1852. Las ayudas que recibió
eran escasas y no seguras. Siguiendo el consejo de algunos amigos, consiguió el
permiso del Ayuntamiento de la ciudad para realizar una rifa; la primera (y tal
vez la de mayor éxito) de las nueve que se hicieron viviendo Don Bosco[3].
En su solicitud, Don Bosco hacía una breve historia y descripción del Oratorio
como veremos más adelante. Era una necesidad acuciante pues la iglesia actual
no podía albergar más que a una tercera parte de los más de seiscientos chicos
a los que se atendían en Valdocco.
Así pues, Don Bosco ideó una fórmula para
generar ingresos: organizar una gran tómbola con los muchos regalos que esperaba de la generosidad de los
católicos de Turín[4]. Se trataba de un laborioso plan, pero él ya
lo había preparado indirectamente. Don Bosco era incansable en pedir ayudas a
las autoridades gubernativas, con modos sencillos, pero con la franqueza de
quien trabajaba eficazmente para el bien público. Así que llamaba a todas las
puertas, entraba en todos los despachos, se presentaba en todos los
ministerios, acudía a los organismos de la provincia y del Ayuntamiento, se
dirigía a los miembros de la familia real. Todas las secciones de la
administración del Estado recibieron sus múltiples peticiones. A veces escribía
hasta diez a la semana, y, por lo general, era atendido. Muchos donativos eran
solamente de diez, quince, o veinte liras, pero él acudía a la caja
correspondiente para percibir el importe, y siempre era recibido con todas las
atenciones. Más que el subsidio recibido, pequeño o grande, lo que le importaba
era que éste equivaliese a una aprobación de la autoridad para su obra.
Entre los primeros bienhechores, encontró cuarenta
y seis de diversa condición social, artesanos, señores y sacerdotes, que
aceptaron ser los promotores. Ochenta y seis señoras de la burguesía y la
nobleza (entre éstas no era la última la marquesa María Fassati, hija de la
familia De-Maistre, dama de S. M. la reina María Adelaida), condescendieron
gustosas para ser las promotoras. Al mismo tiempo don Bosco formaba y
establecía la Comisión, que debía presidir.
Una vez dados todos los pasos para esta
organización, presentó la documentación pidiendo la aprobación gubernativa.
Ilustrísimo Sr. Administrador de la Renta Pública:
Los abajo firmantes, con el deseo de procurar una larga duración
al Oratorio de San Francisco de Sales, al que se alude en la circular aneja a
la presente, viendo que cada día se hace más angosto el local hasta ahora
destinado a capilla, por el creciente número de muchachos que allí se reúnen
para cumplir con los deberes religiosos en los días festivos y para recibir una
buena educación intelectual y moral, determinaron levantar una iglesia más
decorosa y más amplia. Empezaron valerosamente su construcción con obsequios
particulares y se encuentra hoy a punto de techar. Pero, dado que los trabajos
a llevar a cabo, suponen todavía una respetable suma, y no queriendo dejar
inconclusa la obra emprendida, convinieron hacer una llamada a la beneficencia
pública, para recoger, de las personas caritativas, el mayor número de objetos
posible, a fin de hacer con ellos una tómbola.
En cumplimiento de la ley del 24 de febrero de 1820, modificada
por real orden del 10 de enero de 1833 y por las instrucciones publicadas por
la Hacienda General, con fecha 24 de agosto de 1834, recurren los abajo
firmantes a V. S. Ilma. invocando la aprobación de la proyectada tómbola.
Con tal fin, tienen el honor de presentarle, a tenor de las
citadas instrucciones, un proyecto de Circular en la que brevemente se traza la
historia y el fin de la Pía Institución y se indican los medios que se
pretenden emplear para la recogida de objetos: se adjunta también el plan de la
tómbola.
Todas las ventajas, que se podrán sacar de la prevista tómbola, se
dedicarán a la conclusión de la nueva capilla; el capital que se recoja quedará
en poder del senador Cotta, firmante también de la presente, el cual ejercerá
las funciones de tesorero.
Dispuestos a dar toda suerte de explicaciones sobre el particular,
declaran los abajo firmantes sujetarse en todo a lo dispuesto por las
precitadas instrucciones de la Administración de la Renta Pública.
En la persuasión de que V. S. querrá conceder la implorada
aprobación para el bien de una obra modesta, pero ventajosa para la juventud
pobre y popular, anticipamos nuestro más vivo reconocimiento.
Turín, diciembre de 1851
(Siguen las firmas.)
El plan presentado para la tómbola era el siguiente:
1. Se recibirá con reconocimiento cualquier objeto artístico e
industrial, como por ejemplo, trabajos de bordado, labores de punto, cuadros,
libros, tejidos, telas y cosas semejantes.
2. Al recibir un objeto, se entregará un recibo en el que se
describirá la calidad del donativo y el nombre del donante, a menos que éste
quiera guardar el anonimato.
3. Los billetes de la tómbola serán proporcionados en número al
valor de los objetos, y dentro de los límites señalados por la ley, esto es,
con un beneficio de un cuatro por ciento.
4. Los billetes serán desprendidos de un libro talonario con
matriz, y deberán ir firmados por dos miembros de la comisión. Su importe es de
cincuenta céntimos.
5. Se hará una exposición pública de todos los objetos en el
próximo mes de marzo y durará por lo menos un mes. Se publicará en la Gaceta
Oficial del Reino el tiempo y el lugar donde se hará esta exposición. También
se indicará el día fijado para la pública extracción de los números premiados.
6. Los números serán sacados uno a uno. Si, por error, se sacaran
dos, no se leerán, sino que serán vueltos a poner dentro de la urna.
7. Se extraerán tantos números cuantos premios haya a repartir. El
primer número extraído obtendrá el objeto correspondiente señalado con el
número 1; lo mismo el segundo, y así sucesivamente hasta extraer tantos números
como premios hay.
8. Se publicarán los números agraciados en el Diario Oficial del
Reino, y tres días más tarde se empezará la distribución de los premios.
9. Los premios no retirados después de tres meses, se entenderá
que son cedidos al Oratorio.
El Administrador General de la Renta Pública de Turín, por decreto
del 9 de diciembre de 1851, concedía el deseado permiso, que era comunicado por
el Municipio a don Bosco, de cuya copia de la carta tenemos su imagen.
Al Señor don Bosco, director del Oratorio Festivo de San Francisco
de Sales, fuera de la Puerta Susa, en la zona de Valdocco.
CIUDAD DE TURIN
Transmito a S. M. Rda. S. copia del decreto de la Administración
de la Renta por el que se autoriza la tómbola, por usted solicitada, en favor
del Oratorio Festivo de San Francisco de Sales.
Como quiera que establece el decreto que la Dirección de esta
tómbola debe estar de acuerdo con el señor Alcalde de Turín, el cual está
encargado de vigilar el cumplimiento de las correspondientes disposiciones,
ruego a S. S. tenga a bien presentar en este Municipio copia de la
documentación por usted enviada a la Administración General de la Renta
Pública, y de cualquier otro documento para la realización de la misma, a fin
de que se pueda cumplir la vigilancia impuesta, y que todo proceda con la
debida regularidad.
Aprovecho la ocasión para repetirme con todo aprecio, Turín, 17 de
diciembre de 1851
El teniente de alcalde
BARICCO
Don
Bosco se apresuró a publicar, con fecha 20 de diciembre de 1851 una
carta-circular de la Comisión a los ciudadanos, aprobada por la de la Renta
Pública.
Ilustrísimo Señor:
Se cumplen ahora diez años de los comienzos de una modesta obra benéfica,
en el distrito de Valdocco de esta ciudad bajo el título de Oratorio de San
Francisco de Sales, dirigida únicamente al bien intelectual y moral de esa
parte de la juventud que, por incuria de los padres, por contacto con amistades
perversas, o por falta de medios de fortuna, se encuentra expuesta de continuo
al peligro de la corrupción. Algunas personas, amantes de la buena educación
del pueblo, vieron con dolor que aumentaba cada día el número de jóvenes
ociosos y mal aconsejados que, viviendo de limosna o del fraude en la vía
pública, constituyen un peso social y son a menudo, instrumentos del delito.
Vieron también, con sentimiento de profunda tristeza, que muchos de los
dedicados al ejercicio de las artes e industrias ciudadanas, empleaban los días
festivos para gastar en el juego y en desordenadas diversiones los escasos
dineros ganados durante la semana, y deseosos de remediar un mal que puede
acarrear funestas consecuencias, determinaron abrir una casa para reuniones
dominicales, en las que unos y otros pudieran tener comodidad para cumplir con
los deberes religiosos, y a la vez recibir instrucción, dirección y consejo
para organizar cristiana y honestamente la vida. Por eso se instituyó un
Oratorio dedicado a San Francisco de Sales con los medios que suministró la
caridad de personas generosas, que suelen contribuir en todo lo que se refiere
al bien público; se proveyó de cuanto era necesario para la celebración de las
funciones religiosas, y para dar a los muchachos una educación moral y cívica;
se adoptaron juegos a propósito para el desarrollo de las facultades físicas y
para distraer honestamente el espíritu, y así se logró que sus reuniones en
aquel lugar fueran útiles y agradables.
Difícil resulta decir el éxito que obtuvo al invitar a los muchachos
sin hacer más propaganda que la requerida entre familiares para acudir los días
festivos al Oratorio; lo que animó a agrandar el recinto y a introducir, con el
andar del tiempo, las mejoras que la caridad ingeniosa y prudente pudo sugerir;
se empezó después a enseñar, primero los domingos y luego por las tardes de la
estación invernal, a leer, escribir, elementos de aritmética y de italiano, y
se puso una clase especial para enseñar a los muchachos que lo deseaban el
empleo de las medidas legales, de las que, dado que la mayor parte de ellos son
artesanos, sentían gran necesidad (…).
Pero, reconociendo que, dado el número siempre creciente de
muchachos, resulta muy estrecho el local hasta ahora destinado a capilla, y no
queriendo dejar a medio camino una empresa de tan buenos resultados, los
Promotores, confiados en la generosidad de sus conciudadanos, determinaron
ampliar y mejorar para tal fin un edificio, asegurando de este modo la duración
de un instituto educativo tan útil. Se cortó toda demora, se superó toda
incertidumbre, y con todo valor se pusieron los cimientos del nuevo Oratorio.
Las limosnas, los regalos, los alientos de toda suerte no han
faltado hasta el momento, y tanto progresaron los trabajos, que, al cabo de
pocos meses, nos encontramos a punto de techar.
Mas, para terminar el edificio no son suficientes los medios
ordinarios; es necesario que la inagotable caridad del público venga en ayuda
de la beneficencia privada. Por esto, los abajo firmantes, Promotores de tan
piadosa obra, se dirigen a V. S. Ilustrísima implorando su concurso y
proponiéndole un medio que, habiendo sido ya empleado con éxito en otras
beneméritas instituciones, ciertamente no dejará de serlo para el Oratorio de
San Francisco de Sales. Consiste éste en una tómbola, que los abajo firmantes
pensaron emprender para subvenir a los gastos exigidos para la terminación de
la nueva capilla, a los cuales V. S. querrá, sin lugar a duda, prestar su
ayuda, vista la excelencia de la finalidad a que se dirige.
Agradeceremos cualquier objeto que a V. S. le plazca ofrendar, en
seda o en lana, de metal o de madera, ya sea trabajo de un reputado artista, o
de un modesto obrero, de un laborioso artesano, o de una caritativa dama. La
menor ayuda, en el campo de la beneficencia, es algo muy grande, y las pequeñas
ofrendas de muchos pueden ser suficientes para cumplir la obra deseada. Los
abajo firmantes confían en la bondad de V. S., seguros de que el pensamiento de
cooperar a la buena educación de la juventud abandonada no dejará de influir en
su ánimo para contribuir con alguna subvención. Sirva, además, para recomendar
ante usted el piadoso instituto, la singular benevolencia con que personas de
todo género y condición han promovido y favorecido la ampliación del
establecimiento. (…) Valga también la generosa subvención decretada, para dos
años seguidos, con voto unánime por el Ayuntamiento turinés; la singular
generosidad con que su Majestad el Rey y su Majestad la Reina se dignaron
acudir en su ayuda, y la especial benignidad con la que venerandos Prelados y
distinguidísimos personajes se complacieron recomendarlo a la pública caridad.
Los abajo firmantes dan a V. S. Ilustrísima anticipadas gracias por la cortés
cooperación que querrá prestar para el buen éxito de la proyectada tómbola, y
piden al Cielo sus bendiciones en favor de V. S. Ilustrísima,
SS. SS. SS.
LOS PROMOTORES Y PROMOTORAS
Al pie
del documento iban impresos los nombres de los Promotores y Promotoras, con la
siguiente posdata:
«Los objetos serán entregados a las señoras y señores Promotores
y, para mayor comodidad, podrán ser depositados en las siguientes direcciones:
José Gagliardi, tienda, frente a la iglesia de la Basílica; Carlos
Chiotti, tienda de loza y porcelana en Dora Grossa, frente a la iglesia de los
Santos Mártires; Pianca y Serra, comercio, calle de Nuestra Señora de los
Angeles, casa Pomba, número 6; Jacinto Marietti, tipografía y librería, bajo
los pórticos de la Universidad».
Con el envío de algunos millares de estas invitaciones a la
caridad, repartidos por todas partes, santificaba don Bosco las fiestas de
Navidad.
Don Bosco se pasó los primeros días del año 1852 ocupado en los
trabajos de su tómbola. Hizo una segunda edición de la Carta Circular, con
fecha del dieciséis de enero, pidiendo regalos a todas partes. Esto supuso
tener que escribir miles y miles de direcciones. Era la primera vez que se
acudía a este medio implorando la beneficencia pública para la construcción de
una iglesia, y la Circular fue bien acogida.
Mientras tanto iban llegando regalos. S. M. la Reina María
Adelaida envió una copa de vidrio rojo con su tapadera; un acerico de
terciopelo rojo, guarnecido de bronce dorado a guisa de un pequeño sillón; otro
en terciopelo verde, guarnecido de marfil; una copa de cristal blanco y azul; un
juego de café y leche para dos personas en porcelana blanca con flores en
relieve, con un total de ocho piezas. S. M. la Reina Viuda María Teresa regaló
dos vasos de bronce dorado y plateado, un pequeño escritorio de madera con
incrustaciones y otros doce objetos. S. A. R. la Duquesa de Génova entregó un
pisapapeles de bronce, con un grupo de tres estatuitas. Toda la corte real y la
nobleza turinesa se destacaron con sus regalos. El Sumo Pontífice Pío IX, Su
Majestad el Rey Víctor Manuel hicieron saber que querían contribuir de algún
modo. Y crecían los trabajos para don Bosco. Porque había que llevar registro
de todos y cada uno de los regalos recibidos, con el nombre de los donantes,
numerarlos, guardarlos y escribir cartas de agradecimiento a los principales
donantes.
Pero ¿dónde exponerlos a fin de que el público pudiera
contemplarlos? La mísera casa de Valdocco no tenía ciertamente salones que
pudieran servir para tal fin. Así que don Bosco, con permiso del superior de
los dominicos, pidió un local al Marqués Alfonso La Mármora, contestando el
Ministro con la cesión temporal de los locales requeridos.
Pero tanto creció el número de regalos que los tres locales
resultaban insuficientes. Entonces don Bosco se dirigió al Abate Gazzelli de
Rossana, Limosnero de Su Majestad, para que apoyase ante el Soberano una
súplica en la que pedía se le concediera el empleo de alguna sala de los edificios
pertenecientes a la Corona, lo que fue correspondido igualmente.
Podríamos seguir contando otras muchas vicisitudes o anécdotas que
existen sobre la participación de Don Bosco en la lotería, o cómo organizó
rifas, sorteos y tómbolas, como habíamos indicado al principio, hasta un total
de nueve, pero lo importante de este episodio es destacar cómo Don Bosco fue un
hombre creativo, pertinaz, capaz de contactar con las personas adecuadas como
medios para alcanzar un fin, que no era otro que poder llevar a cabo su obra.
Así podemos entender mejor cómo las Asociaciones de AA.AA.DB. y el
resto de grupos de la Familia Salesiana buscan en los ingresos por venta de
participaciones de lotería no sólo un beneficio material, sino destinado al fin
de su específica Misión en la obra salesiana, y, especialmente este año 2020,
donde las necesidades más básicas de las familias están sufriendo la merma que
provoca la situación del COVID-19.
PARA LA
REFLEXIÓN
1.
¿Soy
corresponsable con mi Asociación o grupo de Familia Salesiana en la
organización de la venta de participaciones de lotería?
2.
¿De qué
forma soy consciente del beneficio de la lotería para la misión de mi grupo?
3.
¿Pongo
a disposición de mi Asociación o grupo todos mis contactos para difundir la
venta de lotería?
Puedes consultar más
ampliamente las referencias e imágenes microfilmadas de este artículo pinchando
en los siguientes enlaces:
-
http://www.nemoli.net/lotto/storialotto.htm
-
http://www.dbosco.net/mb/mbvol4/mbdb_vol4_90.html
-
http://www.dbosco.net/mb/mbvol4/mbdb_vol4_253.html
-
https://biblioteca.unisal.it/microfilm/doku.php?id=schede_00397-00419&s[]=lotteria
[1] La palabra, de hecho, se usó para llamar al objeto, similar a un disco o un
guijarro, que fue extraído o arrojado para decidir, bajo la influencia divina,
las divisiones y conflictos de propiedad y similares.
[2] MBe 4, 90.
[3]
LENTI, ARTHUR J., “DON BOSCO: HISTORIA Y CARISMA 1, Origen: de
I Becchi a Valdocco”, Ed. CCS, 2007, pág. 536,
[4] MBe 4, 254, 276-281.
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