…que el escudo de la Congregación salesiana fue
creado bastantes años después de su nacimiento, y que tiene mucho valor identitario
y teológico?
EL ESCUDO
DE LA CONGREGACIÓN SALESIANA
La
Congregación de la “Pía Sociedad de San Francisco de Sales” fue fundada por Don
Bosco el 18 de diciembre de 1859, con Decreto de Elogio el 23 de julio de 1864
y aprobación Apostólica el 3 de abril de 1874. El objeto de la Sociedad era
educar a los jóvenes en las escuelas literarias, profesionales y agrícolas, y
en las diversas instituciones y misiones juveniles.
Pese
a que todas las congregaciones y órdenes religiosas tenían su propio escudo
donde se recoge su identidad, misión, medios y métodos elegidos por su
fundador, los salesianos, sin embargo, no lo tuvieron hasta casi 25 años
después de su fundación, digamos que Don Bosco no tuvo prisa en proponerlo.
Hasta entonces, la congregación empleaba como sello una imagen de San Francisco
de Sales con una leyenda latina referida a la Sociedad Salesiana, concretamente
“Discite a me, quia mitis sum” (Aprended
de mí, que soy manso).
La
idea de Don Bosco era crear un escudo que fuera signo de identidad de su obra,
de forma que de todo el conjunto se pudiera identificar el mensaje que quería
transmitir a sus hijos y amigos.
Así
llegamos al año 1884, concretamente al 12 de septiembre, cuando D. Antonio Sala,
Tesorero General, presentó al Capítulo General un boceto del escudo salesiano,
diseñado por el profesor Giuseppe Boidi de Turín, para ser colocado en la nueva
Basílica del Sagrado Corazón en Roma, entre los de Pío IX y León XIII.
El boceto original se trataba de un
escudo, con una gran ancla en un poste en el medio; a la derecha de ésta
(izquierda del observador), el busto de san Francisco de Sales; a la izquierda
(derecha del observador), un corazón en llamas; arriba, una estrella
resplandeciente de cinco puntas; debajo, un bosque; y detrás de él, unas altas
montañas; desde abajo, el escudo oval estaba rodeado por dos ramas, una de
palmera y la otra de laurel, entrelazadas en el tallo, abrazaban el escudo
hasta la mitad. Una guirnalda de rosas coronaba la parte superior del escudo,
coronado por una cruz latina trifoliada. De la parte inferior, salía una cinta
flotante que llevaba la leyenda: Sinite
parvulos venire ad me (Dejad que los niños vengan a mí).
Sin embargo, se observó que esta leyenda
ya había sido adoptada por otros. Don Julio Barberis propuso sustituirla por Templanza y Trabajo, que le sugería el
sueño de Don Bosco, en el que este binomio es propuesto como lema o distintivo
de la Congregación. Don Celestino Durando prefería María Auxilium Christianorum, ora pro nobis. Don Bosco solucionó la
cuestión diciendo:
-Desde los comienzos del Oratorio, ya se
adoptó un lema en tiempos de la Residencia Sacerdotal, cuando yo iba a las
cárceles: Da mihi animas cetera tolle.
El Capítulo aplaudió a Don Bosco y aceptó
el histórico lema[1].
Pero al
Santo no le gustó la estrella que dominaba el escudo, porque le parecía que
tenía algún sabor masónico y mandó sustituirla por una cruz irradiando luz. Posteriormente,
se introdujo la estrella dentro del escudo, a la izquierda sobre el corazón,
pero con seis rayos en forma de cometa. De
este modo, quedaron unificados los símbolos de las tres virtudes
teologales.
Primera impresión del
escudo salesiano
El lema
elegido, como depusieron en su momento los más antiguos alumnos del Oratorio,
el canónigo Ballesio y el cardenal Cagliero entre ellos, ya se veía desde el
principio, cuando ellos eran muy pequeños, escrito con grandes caracteres sobre
la puerta del cuartito de don Bosco. No se podía expresar mejor lo que había
constituido el supremo objetivo del Santo al actuar y al sufrir, al escribir y
al hablar; objetivo que debería formar el programa esencial de la Sociedad por
él fundada. Basta leer su biografía para ver claramente que su mayor preocupación
fue siempre el bien de las almas.
La
primera vez que se usó el nuevo escudo oficial fue para comunicar el
nombramiento de Don Rúa como Vicario General de la Congregación, elegidos en el
Capítulo Superior de 1885[2],
dando indicaciones a Don Lemoyne para que redactase la circular[3]
informando oficialmente del hecho. Desde entonces, se ha mantenido
prácticamente inalterado.
La simbología de escudo
Cuando
uno observa el escudo salesiano, puede ver una gran cantidad de figuras
simbólicas, cuyo significado vamos a tratar de desvelar:
-
Las tres virtudes Teologales: por la
Fe, la estrella; por la Esperanza, el ancla, y por la Caridad, el corazón en
llamas.
-
En el simbolismo heráldico, además, la
estrella representa la mente dirigida a Dios; el ancla, la constancia, y el
corazón, el amor y la generosidad.
-
La figura de San Francisco de Sales
expresa al santo patrón de la Congregación, elegido por Don Bosco inspirado en
su caridad apostólica y dulzura y paciencia evangélicas. La imagen se refiere a
una pintura histórica, pero la adición de un escritorio, una hoja de papel y
una pluma, probablemente, también indica la actividad periodística del santo de
Chiablese –hoy diríamos mass-media
(medios de comunicación de masas)-, relacionándolo con la actividad reconocida
de Don Bosco como escritor, editor, fundador de imprentas, de revistas, o de
librerías.
-
El bosque recuerda el apellido de la
familia del fundador; las altas montañas cubiertas de nieve recuerdan las
montañas de Monferrato y representan las alturas de la perfección por las que
deben esforzarse los salesianos.
-
El laurel y la palma son símbolos del
premio reservado a una vida virtuosa y sacrificada. En la disciplina heráldica,
el laurel es símbolo de sabiduría y gloria, mientras que la palmera lo es de
perseverancia y martirio.
-
Las rosas de la parte superior del
marco del escudo aluden a un famoso sueño de Don Bosco, donde se veía a él y a
sus muchachos paseando alegremente por un campo de flores, mientras las espinas
les hacían sangrar por todo el cuerpo.
-
La cruz latina trifoliada simboliza la
santa religión católica.
Por
tanto, el escudo salesiano es todo un compendio de razones esenciales para
caracterizar a todo verdadero hijo de Don Bosco.
Sin
embargo, parece que nos falta en el escudo la figura indispensable de María
Auxiliadora, de la que procede todo lo salesiano, según Don Bosco. Pero el
mismo fundador, y todos los primeros salesianos, siempre identificaron en los
símbolos del ancla, la estrella y el corazón la referencia a Jesús y María,
siendo éste otro aspecto de la densidad significativa del escudo.
Escudo definitivo
Para los amigos de la heráldica, el
emblema o escudo de armas de la Congregación Salesiana, según las complicadas
reglas del blasón, se describe así:
"Azul anclado por dos ganchos
naturales, con cuerdas de oro, colocados en un poste, acompañado a la derecha
del busto del obispo San Francisco de Sales, nimbado del último, con rostro y
manos de tez y hábito prelado de púrpura, mirando hacia la izquierda, en el
acto de escribir, sobre un escritorio marrón; acompañado a la izquierda
por un corazón rojo, llameante de oro, coronado por un cometa de seis puntas,
con la cola ondulada colocada en una banda, toda plateada; acompañado en
la punta por un bosque que termina en cerros y montañas nevadas, todo
natural. El escudo ovalado arrugado está rematado por una cruz latina trifoliada
de oro, con la esperanza de lo último; desde lo alto de la cabeza del
escudo un rayo de rayos dorados se extiende en una barra que llega hasta la
nimbada del santo obispo de Sales. Unidas al escudo hay dos ramas de
palmera y laurel en un verdor natural y frondoso, decoradas en los extremos y
en el dobladillo de la cabeza dos guirnaldas de rosas en flor y de hojas
naturales. Debajo del escudo, en la lista plateada, el lema en mayúsculas
de color negro: De mihi animas
caetera tolle.
También el escudo de armas de la Sociedad
Salesiana de San Juan Bosco, nos recuerda que estamos en presencia de un signo
que, en heráldica, se llama "arma
parlante", porque contiene una referencia al bosque, que recuerda el
apellido del "fundador" de la congregación.
También heráldicamente, pues, estamos en
presencia de un emblema mariano completo, en toda regla, así como las figuras
del ancla, la estrella y el corazón, relleno con esmalte azul todo el campo del
escudo, junto con los tonos rosas existentes, los colores por excelencia que
recuerda a María Auxiliadora.
De hecho: “no es Don Bosco quien eligió a
María; es María quien, enviada por su Hijo, tomó la iniciativa de elegir a
Don Bosco y de fundar a través de él la obra salesiana, que es su obra, 'su negocio', para siempre”.
Por tanto, siendo la voluntad expresa de Don
Bosco, el escudo condensa el mensaje a transmitir a sus hijos, precisamente
como advertencia de una identidad.
En consecuencia, el carisma del mismo Don
Bosco aparece en este emblema, quien lo sugirió, lo definió, lo subrayó con un
lema, para que un proyecto de vida religiosa se transpire en el conjunto.
PARA LA
REFLEXIÓN
1. ¿Qué
me ha enseñado este artículo?
2. ¿Me
identifico con la simbología del escudo salesiano?
3. ¿Qué
ves más allá del escudo?
Puedes consultar más
ampliamente las referencias de este artículo pinchando en los siguientes enlaces:
-
http://www.dbosco.net/mb/mbvol17/mbdb_vol17_244.html
-
http://www.dbosco.net/mb/mbvol17/mbdb_vol17_316.html
-
Boletín Salesiano italiano, diciembre 2018
[1] MBe, 17, 316.
[2] En palabras de
Don Bosco: “Por tanto, de hoy en
adelante, don Miguel Rúa hará mis veces en todo y, lo que yo puedo hacer, puede
hacerlo él; tiene los plenos poderes del Rector Mayor, a saber: aceptaciones,
imposiciones de sotana, elección de secretario, delegaciones, etc. Pero, al
nombrar Vicario a don Miguel Rúa, es preciso que siga totalmente en mi ayuda y
ha de renunciar al cargo de Prefecto de la Congregación. Por consiguiente,
valiéndome de las facultades que las reglas me otorgan, nombro Prefecto de la Congregación
a don Celestino Durando, hasta ahora Consejero Escolástico” (MBe 17, 244).
[3] En esta circular, apareció por
vez primera el escudo oficial de la Congregación. Había sido impresa con la
fecha de «Todos los Santos 1885»; pero no se envió en seguida, porque don Bosco
quiso volver a leerla y retocarla minuciosamente y entonces, puesta en ella la
fecha definitiva, «Fiesta de la Inmaculada Concepción de María Santísima de
1885» (MBe 17, 244).
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