10 de noviembre de 2020

¿SABÍAS QUE...? - Número 19

 


 

…que el escudo de la Congregación salesiana fue creado bastantes años después de su nacimiento, y que tiene mucho valor identitario y teológico?

 

EL ESCUDO DE LA CONGREGACIÓN SALESIANA

 

La Congregación de la “Pía Sociedad de San Francisco de Sales” fue fundada por Don Bosco el 18 de diciembre de 1859, con Decreto de Elogio el 23 de julio de 1864 y aprobación Apostólica el 3 de abril de 1874. El objeto de la Sociedad era educar a los jóvenes en las escuelas literarias, profesionales y agrícolas, y en las diversas instituciones y misiones juveniles.

Pese a que todas las congregaciones y órdenes religiosas tenían su propio escudo donde se recoge su identidad, misión, medios y métodos elegidos por su fundador, los salesianos, sin embargo, no lo tuvieron hasta casi 25 años después de su fundación, digamos que Don Bosco no tuvo prisa en proponerlo. Hasta entonces, la congregación empleaba como sello una imagen de San Francisco de Sales con una leyenda latina referida a la Sociedad Salesiana, concretamente “Discite a me, quia mitis sum” (Aprended de mí, que soy manso).

La idea de Don Bosco era crear un escudo que fuera signo de identidad de su obra, de forma que de todo el conjunto se pudiera identificar el mensaje que quería transmitir a sus hijos y amigos.

Así llegamos al año 1884, concretamente al 12 de septiembre, cuando D. Antonio Sala, Tesorero General, presentó al Capítulo General un boceto del escudo salesiano, diseñado por el profesor Giuseppe Boidi de Turín, para ser colocado en la nueva Basílica del Sagrado Corazón en Roma, entre los de Pío IX y León XIII.

El boceto original se trataba de un escudo, con una gran ancla en un poste en el medio; a la derecha de ésta (izquierda del observador), el busto de san Francisco de Sales; a la izquierda (derecha del observador), un corazón en llamas; arriba, una estrella resplandeciente de cinco puntas; debajo, un bosque; y detrás de él, unas altas montañas; desde abajo, el escudo oval estaba rodeado por dos ramas, una de palmera y la otra de laurel, entrelazadas en el tallo, abrazaban el escudo hasta la mitad. Una guirnalda de rosas coronaba la parte superior del escudo, coronado por una cruz latina trifoliada. De la parte inferior, salía una cinta flotante que llevaba la leyenda: Sinite parvulos venire ad me (Dejad que los niños vengan a mí).

Sin embargo, se observó que esta leyenda ya había sido adoptada por otros. Don Julio Barberis propuso sustituirla por Templanza y Trabajo, que le sugería el sueño de Don Bosco, en el que este binomio es propuesto como lema o distintivo de la Congregación. Don Celestino Durando prefería María Auxilium Christianorum, ora pro nobis. Don Bosco solucionó la cuestión diciendo:

-Desde los comienzos del Oratorio, ya se adoptó un lema en tiempos de la Residencia Sacerdotal, cuando yo iba a las cárceles: Da mihi animas cetera tolle.

El Capítulo aplaudió a Don Bosco y aceptó el histórico lema[1].

Pero al Santo no le gustó la estrella que dominaba el escudo, porque le parecía que tenía algún sabor masónico y mandó sustituirla por una cruz irradiando luz. Posteriormente, se introdujo la estrella dentro del escudo, a la izquierda sobre el corazón, pero con seis rayos en forma de cometa. De  este modo, quedaron unificados los símbolos de las tres virtudes teologales.



Primera impresión del escudo salesiano

El lema elegido, como depusieron en su momento los más antiguos alumnos del Oratorio, el canónigo Ballesio y el cardenal Cagliero entre ellos, ya se veía desde el principio, cuando ellos eran muy pequeños, escrito con grandes caracteres sobre la puerta del cuartito de don Bosco. No se podía expresar mejor lo que había constituido el supremo objetivo del Santo al actuar y al sufrir, al escribir y al hablar; objetivo que debería formar el programa esencial de la Sociedad por él fundada. Basta leer su biografía para ver claramente que su mayor preocupación fue siempre el bien de las almas.

La primera vez que se usó el nuevo escudo oficial fue para comunicar el nombramiento de Don Rúa como Vicario General de la Congregación, elegidos en el Capítulo Superior de 1885[2], dando indicaciones a Don Lemoyne para que redactase la circular[3] informando oficialmente del hecho. Desde entonces, se ha mantenido prácticamente inalterado.

La simbología de escudo

Cuando uno observa el escudo salesiano, puede ver una gran cantidad de figuras simbólicas, cuyo significado vamos a tratar de desvelar:

-          Las tres virtudes Teologales: por la Fe, la estrella; por la Esperanza, el ancla, y por la Caridad, el corazón en llamas.

-          En el simbolismo heráldico, además, la estrella representa la mente dirigida a Dios; el ancla, la constancia, y el corazón, el amor y la generosidad.

-          La figura de San Francisco de Sales expresa al santo patrón de la Congregación, elegido por Don Bosco inspirado en su caridad apostólica y dulzura y paciencia evangélicas. La imagen se refiere a una pintura histórica, pero la adición de un escritorio, una hoja de papel y una pluma, probablemente, también indica la actividad periodística del santo de Chiablese –hoy diríamos mass-media (medios de comunicación de masas)-, relacionándolo con la actividad reconocida de Don Bosco como escritor, editor, fundador de imprentas, de revistas, o de librerías.

-          El bosque recuerda el apellido de la familia del fundador; las altas montañas cubiertas de nieve recuerdan las montañas de Monferrato y representan las alturas de la perfección por las que deben esforzarse los salesianos.

-          El laurel y la palma son símbolos del premio reservado a una vida virtuosa y sacrificada. En la disciplina heráldica, el laurel es símbolo de sabiduría y gloria, mientras que la palmera lo es de perseverancia y martirio.

-          Las rosas de la parte superior del marco del escudo aluden a un famoso sueño de Don Bosco, donde se veía a él y a sus muchachos paseando alegremente por un campo de flores, mientras las espinas les hacían sangrar por todo el cuerpo.

-          La cruz latina trifoliada simboliza la santa religión católica.

Por tanto, el escudo salesiano es todo un compendio de razones esenciales para caracterizar a todo verdadero hijo de Don Bosco.

Sin embargo, parece que nos falta en el escudo la figura indispensable de María Auxiliadora, de la que procede todo lo salesiano, según Don Bosco. Pero el mismo fundador, y todos los primeros salesianos, siempre identificaron en los símbolos del ancla, la estrella y el corazón la referencia a Jesús y María, siendo éste otro aspecto de la densidad significativa del escudo.

Escudo definitivo

Para los amigos de la heráldica, el emblema o escudo de armas de la Congregación Salesiana, según las complicadas reglas del blasón, se describe así:

"Azul anclado por dos ganchos naturales, con cuerdas de oro, colocados en un poste, acompañado a la derecha del busto del obispo San Francisco de Sales, nimbado del último, con rostro y manos de tez y hábito prelado de púrpura, mirando hacia la izquierda, en el acto de escribir, sobre un escritorio marrón; acompañado a la izquierda por un corazón rojo, llameante de oro, coronado por un cometa de seis puntas, con la cola ondulada colocada en una banda, toda plateada; acompañado en la punta por un bosque que termina en cerros y montañas nevadas, todo natural. El escudo ovalado arrugado está rematado por una cruz latina trifoliada de oro, con la esperanza de lo último; desde lo alto de la cabeza del escudo un rayo de rayos dorados se extiende en una barra que llega hasta la nimbada del santo obispo de Sales. Unidas al escudo hay dos ramas de palmera y laurel en un verdor natural y frondoso, decoradas en los extremos y en el dobladillo de la cabeza dos guirnaldas de rosas en flor y de hojas naturales. Debajo del escudo, en la lista plateada, el lema en mayúsculas de color negro: De mihi animas caetera tolle.



También el escudo de armas de la Sociedad Salesiana de San Juan Bosco, nos recuerda que estamos en presencia de un signo que, en heráldica, se llama "arma parlante", porque contiene una referencia al bosque, que recuerda el apellido del "fundador" de la congregación.

También heráldicamente, pues, estamos en presencia de un emblema mariano completo, en toda regla, así como las figuras del ancla, la estrella y el corazón, relleno con esmalte azul todo el campo del escudo, junto con los tonos rosas existentes, los colores por excelencia que recuerda a María Auxiliadora.

De hecho: “no es Don Bosco quien eligió a María; es María quien, enviada por su Hijo, tomó la iniciativa de elegir a Don Bosco y de fundar a través de él la obra salesiana, que es su obra, 'su negocio', para siempre”.

Por tanto, siendo la voluntad expresa de Don Bosco, el escudo condensa el mensaje a transmitir a sus hijos, precisamente como advertencia de una identidad.

En consecuencia, el carisma del mismo Don Bosco aparece en este emblema, quien lo sugirió, lo definió, lo subrayó con un lema, para que un proyecto de vida religiosa se transpire en el conjunto.

 

PARA LA REFLEXIÓN

1. ¿Qué me ha enseñado este artículo?

2. ¿Me identifico con la simbología del escudo salesiano?

3. ¿Qué ves más allá del escudo?

 

Puedes consultar más ampliamente las referencias de este artículo pinchando en los siguientes enlaces:

-          http://www.dbosco.net/mb/mbvol17/mbdb_vol17_244.html

-          http://www.dbosco.net/mb/mbvol17/mbdb_vol17_316.html

-          Boletín Salesiano italiano, diciembre 2018



[1] MBe, 17, 316.

[2] En palabras de Don Bosco: “Por tanto, de hoy en adelante, don Miguel Rúa hará mis veces en todo y, lo que yo puedo hacer, puede hacerlo él; tiene los plenos poderes del Rector Mayor, a saber: aceptaciones, imposiciones de sotana, elección de secretario, delegaciones, etc. Pero, al nombrar Vicario a don Miguel Rúa, es preciso que siga totalmente en mi ayuda y ha de renunciar al cargo de Prefecto de la Congregación. Por consiguiente, valiéndome de las facultades que las reglas me otorgan, nombro Prefecto de la Congregación a don Celestino Durando, hasta ahora Consejero Escolástico” (MBe 17, 244).

[3] En esta circular, apareció por vez primera el escudo oficial de la Congregación. Había sido impresa con la fecha de «Todos los Santos 1885»; pero no se envió en seguida, porque don Bosco quiso volver a leerla y retocarla minuciosamente y entonces, puesta en ella la fecha definitiva, «Fiesta de la Inmaculada Concepción de María Santísima de 1885» (MBe 17, 244).


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