LAS VIOLETAS DE
SOR ÁNGELA
A Sor Ángela, como buena sevillana que era, le gustaban mucho las
flores y porque le gustaban, mirándolas, ponía enseguida su pensamiento en Dios
hacedor de tales maravillas.
Pero había una flor que particularmente atraía su atención. Flor
delicada, pequeña, perfumada y bellísima, esta no era otra que la violeta.
Mujer de profunda vida interior y espiritual, veía en ella el
símbolo de la humildad que contiene en sí otras grandes virtudes. Piensa en
Jesucristo de quien dice: “que siendo la santidad misma y el Justo por
excelencia se hace el último de los hombres, abrazando lo más bajo, la
abyección, la nada.”
Hay una frase de Santa Ángela de la Cruz, que se cita con frecuencia,
que dice: “La humildad es como el mar, no tiene fin.” Como dice el Padre
Javierre en su “introducción biográfica” “Sor Ángela es un caso extremo, una
exageración que le salió a Sevilla.”
Le encantaban las flores, sobre todo por lo que representan, pero
no las quería para ella, las quería para su amadísima Reina, la Virgen María y
hablando de su altar escribía: “Lo adornarán con flores abundantes, símbolo
de las virtudes con las que estas hijas deben imitar a su Madre.”
Madre Angelita escribe una carta a las comunidades de Hermanas de
la Cruz, por las navidades del año 1895, centrada en el tema de la humildad y
destaca como cinco hijos de esta virtud. Yo diría que va como deshojando la
violeta y va diciendo: “El primogénito es el
conocimiento propio… cuando en la presencia de Dios nos examinamos y vemos que
no somos nada…”; el segundo, “amor a la humillación…” nos
santificaríamos…: siendo la última, escogiendo el último lugar…; el tercero,
llama ella “la virtud de hacerse cargo”, amando la humildad… se
comprende y acepta a los demás. El cuarto: “la santa actividad”… no
hablando nunca de lo que hace, pues como trabaja por Dios, de Él sólo quiere y
espera la recompensa… El quinto. “la confianza en Dios”…nada le turba ni
inquieta: ni que le amen ni desprecien… ni que la alaben ni humillen…sólo
quiere agradar a Dios…”
¡Las flores para la Virgen! ¡Son símbolo de las virtudes! Estamos
de acuerdo Sor Ángela, y porque consideras así a las flores y en ti destacaron
tanto las virtudes, tus devotos rodean tu cuerpo en el altar de tu capilla con
tantas flores.
Cuando estabas muerta en tu tarimita las Hermanas, tus hijas, te
rodearon de violetas y de flores y así sigues. ¿Recuerdas aquel obrero que
cuando estaban poniendo tu caja en el sepulcro de la cripta quiso poner su ramo
de claveles comprado con su jornal? ¡Qué hermoso y qué significativo es todo
esto!
Nuestras flores son signo de nuestra gratitud hacia ti. ¡Gracias
Señor por haber permitido que tengamos tan cerquita a Santa Ángela de la Cruz!
Luis Cornello Espina, sdb
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