Por Leonardo
Sánchez Acevedo sdb
I.- INTRODUCCIÓN
1.- «Esta es la
voluntad de Dios, vuestra santificación» (1 Ts. 4,3)
2.- Si es la voluntad de Dios, quiere decir que Dios es el
primer interesado en mi santidad. ¡Así que manos a la obra!
3.- A Domingo Savio le bastó una homilía, la de San Juan Bosco,
para comprender la urgencia de hacerse santo. ¿De dónde le vino a Domingo
Savio esa urgencia?
4.- Si una homilía fue capaz de motivar a Domingo Savio para
llegar a la conclusión de que tenía que poner todos sus empeños en ser santo,
¿Qué podrá el Espíritu Santo hacer con nosotros?
5.- Si piensas que ser santo es aburrido y para gente triste tengo una frase: «Hay
sola-mente una tristeza: no ser santo». (L. Bloy)
6.- Domingo Savio solía repetir a los com-pañeros que entraban
nuevos en el colegio de San Juan Bosco: «nosotros hacemos consistir la
santidad en estar muy alegres». ¡Viva la alegría! ¡Fuera las tristezas!
7.- Por tanto no hablamos de «santos tristes ni de tristes
santos».
8.- En tiempos de crisis, de mediocridad, de cambios... hacen
falta muchos santos y tú puedes ser uno de ellos. ¿Tienes cinco minutos? Te lo
explico.
II.- ¿QUÉ ES SER SANTO?
1.- Un cristiano, cualquiera que sea su condición, puede serlo.
¡La santidad está al alcance de todos!
2.- Santa es una persona que inspira toda su vida en Jesús de
Nazaret. ¡Vístete de Cristo!
3.- Los santos no nacen, se hacen. ¡Menos mal! Necesitan
convertirse ya que son pecadores. ¡Se confiesan! Tienen los años de vida que
les dé Dios para hacer realidad su sueño.
4.- Los hay de muchas clases: caballeros como Ignacio de
Loyola, San Francisco de Borja; frailes y jóvenes como Francisco de Asís
y san Juan de la Cruz; Reyes como San Fernando; humildes como los
pastorcitos de Fátima; Papas (esperemos ver pronto a Juan Pablo II) como San
Pío X; adolescentes: Domingo Savio y Laura Vicuña; curas, monjas,
matrimonios, abuelos...
5.- Son también de muchas profesiones, de distintas épocas, de distintas razas.
6.- Tienen una gran capacidad para contagiar alegría, ilusión, y
amor a todos los que se ponen a su lado.
7.- No tienen miedo en luchar contra la mediocridad. ¡No
quieren pasar a la historia por seres tumbados en el sofá de la vida!
8.- Los santos se rodean de santos, hacen santos a los
que se acercan ellos y los que se acercan se hacen más santos. ¡Fuera el
individualismo y viva la santidad comunitaria!
9.- La mayoría de los santos son anónimos; aunque la Iglesia
oficialmente reconoce y propone a unos pocos. ¡Pero no hay límites ni números
clausus! ¡No hay nota de corte!
10.- El tiempo les parece corto para hacer el bien y conseguir su
meta: la santidad... cuando la consiguen poseen toda la eternidad también para
hacer el bien. Por eso les pedimos que nos sigan ayudando. ¡No están en el
paro!
III.- ¿CÓMO TE PUEDES
HACER SANTO?
1.- No olvides que Dios ya ha puesto en ti ese deseo. ¿Lo
recuerdas? Sí, el día de tu bautismo. Ya Dios te señaló la meta: ser santo.
¡Todos! ¡Estamos obligados! Esta ‘hojita’ es un humilde recuerdo. El Concilio
Vaticano II también nos lo recuerda.
2.- Haz siempre tus obligaciones, aunque no te gusten y según el
estado de vida que tengas: sé buen marido, buen estudiante, buena esposa, buen
padre, buena hija, buen médico, buen futbolista, buen profesor, buen músico...
¡No me seas chapuzas! Que a todo el mundo le gusta lo bueno.
3.- El santo es amigo de Dios. No valen los toques de móvil.
Hay que estar y pasar tiempo juntos, hablar, conocerse. Lo que no se conoce no
se quiere. Recuerda: la familiaridad engendra afecto, el afecto confianza y la
confianza una fuerte amistad. Si la amistad es con Dios ¡imagínate los lazos!
¡Más que el primo de zumosol! Habla
mucho con Dios.
4.- Alimenta la amistad con Dios: comunión frecuente en la eucaristía
y confesión frecuente en el sacramento de la Reconciliación. Nada de
raquitismos espirituales.
5.- Deja escapar una breve oración de vez en cuando y vive en
la «presencia de Dios». Si te has enamorado alguna vez lo comprenderás (la chica no se te iba de la mente,
¿verdad?).
6.- Dios vende a buen precio la santidad: un pedazo de pan, un
vaso de agua, un vestido. ¿te suena? Se llama las Obras de Misericordia.
¡Practícalas! Y échale un poco de fragancia, ‘bienaventuranzas’, que huele
mejor que “el chanel” .
7.- ¡Combate el pecado! ¿Y qué es el pecado? Aquello que te
aleja de Dios. ¡Hay tantas cosas que nos alejan! ¡qué pecador estás hecho! Y
¡tantas cosas que nos acercan! Trabaja la voluntad y ten disciplina. ¡A todo el
mundo le gusta las medallas olímpicas pero nadie recuerda el esfuerzo hasta
llegar al podium!
8.- Al santo le nacen enemigos pero también muchos amigos. Pero
recuerda: “Nada te turbe nada te espante quien a Dios tiene nada le falta”.
Frase gentileza de la Santa más grande y española que hemos tenido: Santa
Teresa de Jesús. ¡Ahí va eso!
9.- Fórmula cuatro. Éxito comprobado por Don Bosco en su
alumno Domingo Savio (con v y no b ya que es un apellido
italiano). Cuatro consejos para tu recuerdo:
1º siempre alegres,
2º exacto cumplimiento de tus obligaciones como
estudiante y como cristiano,
3º ayuda a tus compañeros y
4º amigo de Cristo y de María.
10.- Una pregunta que se hace todo aspirante a santo: Señor
¿qué quieres de mí? María, la Madre de Jesús nos da la respuesta: ¡Hágase
tu voluntad! Ya sabes la pregunta y la respuesta. Ahora te falta invocar al
Espíritu Santo para que te inspire lo que quiere Dios de ti en cada momento.
11.- El secreto de los santos: hacer extra-ordinario lo que es
ordinario. ¿Te llamo ordinario? ¡No! Que lo que haces siempre, lo normal (lo
ordinario) lo tienes que hacer extraordinariamente: competencia, alegría, amor,
sencillez...¡el mejor! Nada de cutreríos.
IV.- SANTAS CONCLUSIONES
SI LAS HAY
1.- Los santos del cielo te gritan ahora: ¡Es posible! Pierde
el miedo a ser santo. ¡Sin miedo como la canción de Rosana!
2.- La santidad no es matemática. Es cosa del corazón, de amar
mucho y demostrarlo. ¡No seas tacaño y quiere mucho! Es lo único que quedará
cuando te vayas de este mundo.
3.- ¡No hay tiempo que perder! Aunque la santidad se consiga entre
espinas y contrariedades. ¡Pero se consigue! Como el oro de muchos kilates ¿no?
A fuego lento.
4.- Hay tantos santos y modelos de santos como personas que
quieran ser santas. ¡Imítalos! Puedes dar también un poco de originalidad!
5.- Los santos nos enseñan que la mayor parte de los
hombres permanecemos ciegos sobre las posibilidades infinitas que poseemos.
Perdemos el tiempo buscando convertirnos en individuos mediocres, y no optamos
por lo que Dios espera de nosotros. ¡Sé valiente!
6.- Si Dios es Vida y la Vida es fuente de Alegría, acercarse a
Dios no puede entristecer al hombre. Si Dios es fuente de Santidad la santidad
entonces es sinónima de vida y por consiguiente de verdadera alegría. Entonces
¿cómo alguna vez he dudado en decidirme a hacerme santo? ¡quiero vivir y ser
feliz! ¡Quiero ser santo! ¿a qué estoy esperando?
7. El espacio para
hacerse santo es la misma vida de cada día: la casa, el banco, la calle, la
cocina, el pupitre, el patio, la Iglesia, el hospital, la enfermedad, el
coche…¡santo sin frontera!
8.- Imagínate que decides ahora ser santo... ¡Ánimo! Haz una
oración a Dios y comienza la aventura. ¡Silencio!... ¡Acción!
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