19 de mayo de 2020

¿SABÍAS QUE...? - Número 15




…el origen del Himno “Rendidos a tus plantas” procede de una antigua melodía italiana y contiene varias advocaciones marianas además de la de María Auxiliadora?

ORIGEN DE “RENDIDOS A TUS PLANTAS”

Siguiendo con el mes de mayo, dedicado a la Virgen por nuestra Familia Salesiana de forma especial este año 2020 por la pandemia del COVID-19, me gustaría compartir con todos vosotros el origen y significado del contenido de la letra de lo que muchos conocen como el himno a María Auxiliadora, si bien no es así, porque ya existe inscrita una composición con tal nombre “Himno a María Auxiliadora”, que trataremos en otro momento.
La melodía de “Rendidos a tus plantas”, conocida en italiano como “Mira il tuo Popolo, o bella Signora” (Mira a tu pueblo, oh bella señora)[1], canción popular católica, es una alegre canción dedicada a la Virgen. Es atribuida por algunos a Guido Maria Conforti (1865-1931), concretamente compuesta el año 1907; otros se la atribuyen a Alfonso María de Ligorio (1696-1787), y una tercera opinión se la atribuye a un prisionero en las cárceles de Pisa[2]. Aún se sigue cantando en muchos lugares de Italia, fundamentalmente con motivo de procesiones religiosas y fiestas marianas, como se pudo contemplar recientemente en una celebración en la Basílica de San Pedro de Roma[3].
A continuación, transcribo el texto de la canción en italiano y su traducción al español:
MIRA AL TUO POPOLO, O BELLA SIGNORA
MIRA A TU PUEBLO, BELLA SEÑORA
Mira il tuo popolo, o bella Signora,
che pien di giubilo oggi t'onora.
Anch'io festevole corro a' tuoi piè;
o Santa Vergine, prega per me!
Il pietosissimo tuo dolce cuore
Egli è rifugio al peccatore.
tesori e grazie racchiude in sé;
o Santa Vergine, prega per me!
In questa misera valle infelice
tutti t'invocano soccorritrice.
Questo bel titolo conviene a te;
o Santa Vergine, prega per me!
Del vasto oceano propizia stella
ti vedo splendere sempre più bella.
Al porto guidami per Tua mercé:
o Santa Vergine, prega per me!
Pietosa mostrati con l'alma mia,
Madre dei miseri, Santa Maria.
Madre più tenera di te non v'è;
o Santa Vergine, prega per me!
A me rivolgiti con dolce viso,
Regina amabile del paradiso;
te potentissima l'Eterno fè:
o Santa Vergine, prega per me!
Nel più terribile, estremo agone,
fammi tu vincere il rio dragone.
Propizio rendimi il sommo re:
o Santa Vergine, prega per me!
Apunta a tu pueblo, oh bella dama,
que llena de júbilo te honra hoy.
Yo también estoy feliz de correr a tus pies;
¡Oh Santa Virgen, ruega por mí!
Tu dulce corazón más compasivo
Él es un refugio para el pecador.
tesoros y gracias que contiene;
¡Oh Santa Virgen, ruega por mí!
En este miserable valle infeliz,
todos te piden ayuda.
Este hermoso título te queda bien;
¡Oh Santa Virgen, ruega por mí!
De la vasta estrella del océano propicio
te veo brillar más y más bella.
En el puerto, guíame por Tu misericordia:
¡Oh Santa Virgen, ruega por mí!
Misericordiosa muéstrate con mi alma,
Madre de los pobres, Santa María.
No hay madre más tierna que tú;
¡Oh Santa Virgen, ruega por mí!
Vuélvete a mí con una cara dulce,
adorable Reina del paraíso;
el Eterno Dios es el más poderoso para ti:
¡Santa Virgen, ruega por mí!
En la agonía más terrible y extrema,
déjame ganar el río Dragón.
Auspicioso, hazme el gran rey:
¡Oh Virgen Santa, ruega por mí!

Comienza la canción indicando que no se trata de un canto triste o fúnebre, propio de las Vírgenes Dolorosas, sino alegre, de júbilo y fiesta. Como se puede observar, tiene varias advocaciones, pues continúa la segunda estrofa invocando al Dulce Corazón de María, como refugio de los pecadores. La tercera estrofa nos recuerda el Auxilio de María, como ayuda ante los momentos infelices. La cuarta nos remite a la Virgen del Carmen, ya que hace mención al océano, a la Virgen como faro que brilla y guía. La quinta estrofa invoca a la Virgen de la Misericordia, a su ternura. La sexta llama a la Virgen del Paraíso, de cara dulce y sierva del Eterno Dios. Por último, nos recuerda a la Madre de la Agonía, también tradicional advocación de los pescadores, como la Virgen del Carmen.
Como todos sabemos, los salesianos llegaron a España en 1881, para fundar la casa madre en Utrera, y donde la devoción a la Virgen de Don Bosco se hizo muy popular como no podía ser de otra manera. Cuatro años más tarde comenzó a rendirse culto a la imagen de María Auxiliadora que aún hoy se venera, siendo ésta igualmente la primera talla que llegó a un colegio salesiano en España, proveniente de Marsella, constando que fue el propio Don Bosco quien estuvo detrás del encargo para la primera comunidad salesiana en España.
Esta talla, que fue coronada canónicamente en 1981, coincidiendo con el primer centenario de la presencia salesiana en la localidad utrerana, es la protagonista del archiconocido «Rendidos a tus plantas». Hacer un repaso por los versos de sus tres estrofas basta para comprobar que Utrera está detrás de esa letra. Vayamos por partes.
No sólo la melodía, sino también todas las advocaciones de “Mira il tuo Popolo, o bella Signora” sirvieron de guía al salesiano catalán Salvador Rosés, natural de Rubí (Barcelona), para componer la letra que actualmente conocemos como “Rendidos a tus plantas”, compuesta en la casa de Utrera durante su servicio como director entre los años 1911 y 1917. Nada menos que 23 años seguidos estuvo en Utrera este salesiano, conocido cariñosamente por todos como “el maestro”. Sus dotes como poeta, músico, pintor y literato le valieron este apodo con el que siempre sería recordado. Como señala el libro «Los Salesianos de Utrera en España», durante su gobierno el colegio adquirió un prestigio científico-pedagógico que lo hacía sobresalir entre los mejores de toda la nación. Precisamente por ello el entonces subsecretario de Educación Nacional le impuso la encomienda de Alfonso X el Sabio, y el Ayuntamiento de Utrera lo nombró Hijo Adoptivo.
“Rendidos a tus plantas” está compuesta por 6 estrofas, como la original, pero con tres advocaciones muy claras: María Auxiliadora, Virgen del Carmen y Virgen del Consuelo.

La primera parte (las dos primeras estrofas) es una invocación clara a la Virgen de Don Bosco y de los salesianos: María Auxiliadora.
Rendidos a tus plantas, / Reina y Señora, / los cristianos te aclaman / su Auxiliadora.
Yo tus auxilios / vengo a pedir, / Virgen Santísima, / ruega por mí.
Don Bosco tuvo siempre en su mente la protección de la Virgen, y supo confiar en ella en cada momento. Son conocidos muchos episodios ocurridos a lo largo de su vida donde la Virgen fue auxilio, refugio y solución de muchos de sus problemas y de los que lo rodeaban, desde el sueño de los 9 años hasta el final de sus días cuando exclamaba: ¡Ella lo ha hecho todo!
Evidentemente hay muchas anécdotas significativas de la Virgen Auxiliadora en la vida del santo, pero transcribo a continuación un par de episodios explícitos sobre la advocación de María Auxiliadora:
    a)  Este primer episodio transcurre el año 1862, cuando habían ocurrido unos incidentes extraños que habían ocasionado el pánico entre algunos internos del Oratorio. Don Bosco se dirigía así a los chicos:
María Santísima, que siempre se ha mostrado auxiliadora de esta casa (…)
Pero los que tienen la conciencia tranquila, no pasen miedo; yo puedo asegurarles que no les sucederá nada malo, porque tenemos con nosotros a María Santísima que nos protege. Si escucháis cualquier ruido, si veis cualquier luz, no os asustéis si vivís en gracia de Dios. Hace poco tiempo tuvisteis una minuciosa visita a vuestro corazón y nadie se dio cuenta de ello. Mas, para los buenos debe ser de gran consuelo y prenda de tranquilidad para su espíritu. Para los irreflexivos, en cambio, debe serles ocasión de serias reflexiones (MBe VII, 45).
b)     El segundo episodio transcurre el año 1864, después de haber decidido construir un Templo en Turín dedicado a María Auxiliadora y tras obtener los planos de la edificación, explicando el motivo de la necesaria solicitud económica para su construcción:
(…) Así arreglado el plano de la iglesia, escribía una circular para los fieles, que enviaba impresa a casi toda Italia septentrional y central.
Benemérito Señor:
(…) Deseando, por consiguiente, proveer a la urgente necesidad de los moradores de Valdocco y de muchos jóvenes, que en los días festivos acuden al Oratorio desde varios puntos de la Ciudad y que no caben en la iglesia actual, he determinado poner manos a la obra de la construcción de una iglesia bastante amplia para atender a este doble fin y que pueda, con el tiempo, convertirse en parroquia, cuando la autoridad eclesiástica lo juzgue oportuno. Un benemérito ingeniero trazó ya el plano con planta de cruz latina y fue aprobado por la autoridad competente; la superficie interior será de casi mil metros cuadrados y el coste subirá alrededor de doscientas mil liras.
La iglesia se levantará en la calle Cottolengo, sobre un terreno que fue comprado gracias a la generosidad de algunas piadosas personas y que está situado junto al actual edificio del Oratorio de San Francisco de Sales. Las zanjas ya están hechas y se han empezado a construir los muros de los cimientos.
Como carezco de los medios necesarios para llevar a cabo esta santa obra, no puedo hacer más que poner toda mi confianza en la divina Providencia y encomendarme a la caridad de los devotos de María, entre los cuales considero con razón poder contar con V. S.
Hablo de los devotos de María, porque precisamente se levantará este sagrado edificio en honor de la Inmaculada Madre de Jesucristo, bajo el título de Auxilium Christianorum es decir, Auxilio de los Cristianos.
Mientras se espera que para muchos será instrumento de eterna salvación, constituirá también un homenaje de nuestra gratitud a María Santísima por los beneficios recibidos y una invitación a esta nuestra piadosa Madre para que nos proteja siempre en lo porvenir y nos ayude a mantener en nuestra ciudad la fe y la práctica de todas las virtudes cristianas.
Acudo, pues, a usted humildemente. Se recibirá con toda gratitud cualquier cantidad de dinero, cualquier objeto, cualquier material para la construcción. Harán falta tres años para llevar a término esta obra; por tanto, si Vuestra Señoría no puede hacerlo al presente, tal vez pueda concurrir más adelante.
Le adjunto, por consiguiente, algunas hojas de suscripción para usted y para aquellas personas caritativas que usted creyese que pueden colaborar en esta obra de pública beneficencia. Cuando tenga alguna rellenada, conforme al modelo anexo, le ruego humildemente tenga la bondad de enviarla a mi dirección, para el buen gobierno de los trabajos a realizar. (…)
Hay que contar, entre los primeros donantes, al Sumo Pontífice Pío IX, quien, informado por don Bosco de la necesidad y el proyecto de construir una iglesia en Valdocco dedicada a María Santísima, había enviado rápidamente su preciosa oferta de quinientas liras, advirtiendo que el título de María Auxiliadora, sería ciertamente grato a la Augusta Reina del cielo (MBe VII, 555-558).

Las dos siguientes estrofas (3ª y 4ª) están referidas a la Virgen del Carmen, al faro y guía del mar picado, como en la versión original, si bien aquí se trata de un guiño del autor a la Virgen que da nombre a la casa donde llegaron los primeros seis salesianos en 1881, para fundar el Colegio Salesiano de “Nuestra Sra. del Carmen”.
De este mar tempestuoso / fúlgida estrella, / cada vez que te miro / eres más bella.
Guíame al puerto / salvo y feliz, / Virgen Santísima, ruega por mí.
Cada año en julio y desde que llegaron a la localidad, los salesianos de Utrera organizan una serie de cultos en honor a la titular que da nombre a la casa. Normalmente, al término de las celebraciones, se entregan escapularios entre los asistentes.
Las Memorias Biográficas de Don Bosco recogen algunos episodios con la Orden Carmelita, como en su viaje a París en 1886, en que se hermanaron los salesianos con la Orden del Carmen, pero la advocación de la Virgen del Carmen se hizo muy presente en la mañana del día que precedió a la muerte del santo, en 1888, donde le pusieron al cuello un escapulario:
“Aquella mañana repitió unas veinte veces:
- ¡Madre! ¡Madre!
Al atardecer, con las manos juntas, repetía:
- ¡Oh, María! ¡Oh, María! ¡Oh, María!
Don Joaquín Berto le preguntó si quería que le pusiera al cuello el escapulario de la Virgen del Carmen. El asintió y se prestó a ello con gran complacencia” (MBe XVIII, 462).

Las dos últimas estrofas (5ª y 6ª) están referidas a la Virgen de la Consolación, patrona de la ciudad de Utrera, y advocación muy querida y venerada por Don Bosco.
En las horas de lucha / sé mi consuelo, / y al dejar esta vida / llévame al cielo.
En cuerpo y alma / me ofrezco a Ti, / Virgen Santísima, / ruega por mí.

Os traigo un episodio ocurrido en el año 1848 cuando fue con sus chicos de fiesta al Santuario de la Virgen de la Consolación de Turín, para sacar en procesión a la imagen de la Madre unos días previos a la Semana Santa de ese año.
“Se hizo entre otras, aquel año, una simpática fiestecita en el vecino santuario de la Consolación. Fueron allí los muchachos procesionalmente. El canto por la calle y la música en la iglesia arrastraron una gran multitud de fieles hasta los pies de la Virgen. Se celebró la misa y comulgaron muchos. Al final hizo don Bosco un sermoncito; habló de la amabilidad de María, y enfervorizó a todos en su amor.
«Es María -dijo entre otras cosas- la criatura más querida. La quiere Dios Padre, la quiere su divino Hijo Jesús, la quiere el Espíritu Santo, la quieren los ángeles, la quieren los Santos, la quieren todos los corazones buenos. Este mismo santuario es una prueba luminosa de cuánto ha querido siempre esta ciudad a María. Ella, a su vez, nos quiere a nosotros con amor de madre; y si quiere a todos los cristianos en general, quiere con amor a más tierno a los muchachos. María hace como su divino Hijo Jesús, que tanto quería a los niños que hubiera querido tenerlos siempre en su derredor. Si Jesús decía a sus apóstoles: Dejad que los niños vengan a mí, también María va repitiendo a su vez: Si quis est parvulus veniat ad me (Venga a mí el que es pequeño).
Con su amor dulcísimo es como Ella manifiesta ser consuelo de los afligidos: Consolatrix afflictorum. En correspondencia, queridos hijos míos, amémosla también nosotros, y por su amor, huyamos del pecado. Como recuerdo de esta visita dejemos aquí, a los pies de María, nuestro pobre corazón, roguémosle que lo acepte y nos lo conserve siempre puro e inmaculado; hagamos de forma que siempre podamos vivir contentos a la sombra de su manto y morir consolados por Ella».
Esta procesión continuó haciéndose ordenadamente a este querido santuario una o dos veces al año, hasta el 1854, y los jóvenes bajaban siempre a la cripta para recitar una oración más” (MBe III, 253-254).
Por otra parte, la importancia e influencia que el colegio de Utrera tenía a comienzos del siglo XX se encargó de exportar el “Rendidos a tus plantas” a numerosos países y multitud de poblaciones, traspasando todas las fronteras. España y Latinoamérica son, especialmente, los lugares en los que más arraigada se encuentra la tradición de interpretar este canto ante María Auxiliadora, hoy considerado todo un Himno a la Virgen de Don Bosco.

PARA LA REFLEXIÓN
1.     ¿Qué aspectos de este artículo te han conmovido y por qué?
2.     ¿Cómo sientes la música mariana en tu vida cristiana?
3.     ¿Vives y transmites en tu familia y tu entorno el amor a la Virgen, cómo lo haces?

Para profundizar en el tema sirvan los siguientes textos y enlaces:
a)     Partitura de la melodía original, con arreglos de Francesco Spiga, basados en una armonización de Stefano Varnavà:
b)     VV.AA., “OBRAS ASCÉTICAS DE SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO, INTRODUCCIÓN GENERAL” (VOL. I), Edizioni di Storia e Letteratura, Roma, 1960.
c)      Interpretación del Coro del Vaticano de la canción Mira il tuo Popolo, o bella Signora en una celebración en la Basílica de San Pedro el pasado 21 de marzo de 2020: https://www.youtube.com/watch?v=yXWY2Ac2XkM.
d)     Lemoyne, Juan Bautista, MEMORIAS BIOGRÁFICAS DE DON BOSCO, Editorial CCS, Madrid, 1981:


[1] En el siguiente enlace podéis descargar la partitura de la melodía, con arreglos de Francesco Spiga, basados en una armonización de Stefano Varnavà: http://www1.cpdl.org/wiki/images/d/d4/Mirailtuopopolo.pdf.
[2] VV.AA., “OBRAS ASCÉTICAS DE SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO, INTRODUCCIÓN GENERAL” (VOL. I), Edizioni di Storia e Letteratura, Roma, 1960.
[3] El pasado 21 de marzo de 2020, el Coro del Vaticano interpretó la canción Mira il tuo Popolo, o bella Signora, en una celebración como se puede ver en el siguiente enlace https://www.youtube.com/watch?v=yXWY2Ac2XkM.

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