4 de abril de 2020

PALABRAS DEL PRESIDENTE REGIONAL

No será una semana santa convencional, pero será Semana Santa. Para un cristiano hay algo permanente, inmutable: Jesucristo. El devenir de nuestra historia humana se verá bamboleado por las contingencias que vayan acaeciendo en los tiempos que nos haya tocado vivir, pero frente a esa inconsistencia, frente a esa liquidez existencial se erige la figura de Jesús: centro y vértice de nuestra vida.

Los aciagos momentos que vivimos pueden facilitarnos la interiorización, la introspección en la vida de Jesucristo; debemos meditar su pasión, su muerte, su entrega por la salvación de la humanidad, eso es vivir la semana santa. Rememorar su entrega total e incondicional por todos nosotros nos llevará a la meditación y a la oración que tendrá su culmen los días del Jueves y Viernes Santo.

Conocedores de que no hay amanecer sin ocaso, ni inicio sin final, Jesucristo nos dice directamente a cada uno de nosotros, que por su sacrificio, no hay muerte sin resurrección. Jesús es portador de esperanza, y podremos disfrutar, junto con Él, de la Pascua que nos anticipa nuestra propia vida eterna. El Padre entregó al Hijo para darnos el mayor de los dones, somos testigos de la luz en Cristo Resucitado.

Vivamos serenamente como cristianos, como antiguos alumnos, este misterio. Hagámoslo en nuestra familia, que en estos tiempos de reclusión, se ha de convertir en iglesia doméstica en la que vivir nuestra fe y demostrar nuestro compromiso cristiano. No olvidemos que todo es pasajero, que los días funestos dejarán paso a días de alegría. Que la muerte será siempre vencida por la resurrección.

Diego Aragón Yuste
Presidente Regional

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