…Don Bosco fue inspirador a la hora de
participar en una especie de feria durante el Carnaval de 1869 en Turín?
DON BOSCO Y EL CARNAVAL DE
TURÍN
Sin embargo, a raíz de la expansión del
cristianismo fue cuando más auge tomó y la fiesta adquirió el nombre de
Carnaval, teniendo como motivo principal el hecho de despedirse de comer carne
y de llevar una vida licenciosa durante el tiempo de Cuaresma. Eran tres días de celebración a lo grande,
en lo que casi todo estaba permitido; de ahí uno de los motivos de ir
disfrazado, taparse el rostro y salvaguardar el anonimato. Hoy en día, esta
celebración se ha alargado una semana, comenzando en la mayoría de lugares
el Jueves Lardero.
Esta despedida a la carne se realiza los días
previos al Miércoles de Ceniza, fecha en la que se da comienzo a la
Cuaresma; un periodo de cuarenta días -hasta el Domingo de Resurrección-
que se destina a la abstinencia, recogimiento y el ayuno, acompañado de
oraciones, penitencia y espiritualidad religiosa. Tradición que conservamos
hasta el día de hoy.
En el año
1869, había permitido el Ayuntamiento de Turín a los centros benéficos poner en
la plaza del Castillo una especie de feria para vender, durante los últimos
días de Carnaval, cuanto creyeren oportuno en favor de sus asilados.
Don Bosco
había sido el inspirador de la idea. Se publicaba en la prensa de la época que “era el carnaval de Turín de aquellos
tiempos el más decoroso, tranquilo y divertido de toda Italia”. Existía una
Comisión a propósito con plenos poderes y guardias a sus órdenes para velar por
el orden, la moral y el respeto a toda clase de personas.
Antes de
salir para Roma en su tercer viaje a la capital de Italia, don Bosco había
dicho a los de casa, ante necesidades particulares del Oratorio, que estaba
estudiando la manera de tomar parte en las fiestas de Carnaval. Sorprendidos,
todos soltaron un ¡oh! de asombro, y
dijeron casi escandalizados:
- ¿En el
Carnaval los hijos del Oratorio?
- Sí, sí;
iremos, mas no para adquirir las locas costumbres. Iremos según nuestra
condición, para obligarle a él a ir adonde estamos nosotros.
Se tenían
guardados todavía muchos objetos de la última tómbola y había pensado Don Bosco
hacer algo con ellos. Invitados los buenos turineses anduvieron a porfía para
enviarle más. Encargó al Caballero Oreglia de este asunto y él salió para Roma.
Preparó el
Caballero su feria. Se componía de varias mesas decorosamente adornadas sobre
un amplio palco detrás de las torres de la plaza del Castillo, mirando a la
calle del Po. Envió al mismo tiempo unos graciosos versos en piamontés a sus
conocidos y amigos, para que acudieran a admirar su feria y a comprar. También
envió varias de estas invitaciones a Roma.
La feria
del Caballero resultó una de las más bonitas y más abastecidas, especialmente
en libros. La banda de música del Oratorio, para la cual había escrito el
maestro De Vecchi expresamente una polka fantástica, titulada La feria de
Gianduja atraía a mucho personal. Los jóvenes músicos iban vestidos con un
traje amarillo de máscaras y sobresalía entre ellos el caballero Oreglia que,
vestido de Gianduja[1],
representaba magníficamente su papel, atraía a la gente a sus mesas con versos
en dialecto, chistosos, ingeniosos y correctos.
Toda
la nobleza de Turín acudía para oírle y él despachaba a buen precio sus mercancías.
Acudió allí hasta el Príncipe Amadeo, el cual, después de estrechar amablemente
la mano a Gianduja, le dejó la bonita suma de cien liras.
-
¿Y qué vas a hacer con ellas, Gianduja?,
preguntó el Príncipe.
-
Alteza, las repartiré entre mis amigos, que son
los pobres, y después todos juntos rezaremos por la salud de Vuestra Alteza.
-
¡Bravo, Gianduja!
Cuando el
Caballero, después de haber contado las cosas más amenas de este mundo, dejaba
descansar sus pulmones, soplaban los músicos sus instrumentos, en buena parte
improvisados para aquella ocasión y de extrañas formas, que producían agradable
efecto. La misma composición apareció desde entonces impresa en todo repertorio
musical.
Durante
tres días la feria entusiasmó hasta a los sacerdotes y religiosos que acudían
allí en gran número. Fueron días de diversión honesta, benéfica y cristiana.
Una vez más se cumplió lo que frecuentemente decía don Bosco: He hecho siempre de todo, para demostrar que
uno puede divertirse sin ofender la ley de Dios.
Don
Francesia escribía: …el Caballero Oreglia
ha ido a descansar de su feria, que tuvo un éxito maravilloso. Se sacaron dos
mil liras, aparte gastos, que fueron muy poca cosa, pero en comparación de los
otros fue mucho. Nuestros objetos eran muy bonitos y preciosos, mas no de
carnaval, y se vendió poco. Pero se hizo una bonita presencia. Puede decirse
que toda la fiesta rodaba alrededor de nuestra feria, y que la música y
Gianduia eran el motivo de un agradable pasatiempo. Más aún, creían muchos, y
todavía lo creen, que el Caballero era un cura, por la moderación, el acierto y
la bondad de sus bromas. Hubo quien tuvo la paciencia de escucharle desde las
once de la mañana hasta medianoche. En Turín no se hablaba más que de la feria
de don Bosco, por lo que algunos que no le conocen más que de nombre, pensaban
que era él quien hacía de Gianduia. Bien puede decirse que siempre queda un san
Antonio de esta suerte. La verdad es que el Gianduia de don Bosco ha marcado
época, ha predicado la moral en día de impiedad y ha enseñado que se puede
estar alegres sin ofender al Señor. Vino a nuestra feria hasta el Príncipe
Amadeo, que oyó la música y dejó cien liras para la casa...
Mientras
se agitaba la ciudad con el gran alboroto del Carnaval otras diversiones
alegres y variadas animaban a los muchachos en el Oratorio, quienes supieron
participar alegremente en el Carnaval bajo los principios de Don Bosco.
PARA LA
REFLEXIÓN
1.
¿Has vivido alguna vez los días de Carnaval con sentido cristiano?
2. Si
entiendes el Carnaval como una fiesta anterior a la preparación de la Cuaresma,
¿cómo lo transmites en tu entorno?
3. ¿Qué
recuerdos de Carnaval tienes de tu infancia, con tu familia y amigos? ¿Lo
disfrutabas –como dice Don Bosco- sin ofender la Ley de Dios?
Puedes consultar más ampliamente la historia de Don Bosco y el
Carnaval de Turín pinchando en los siguientes enlaces:
[1] Gianduja: Se trata de un personaje cómico
del antiguo teatro popular italiano piamontés, especie de arlequín, que se
convirtió en máscara popular. Representaba a los falsos médicos charlatanes que
iban por los pueblos ofreciendo medicinas milagrosas. También se puede encontrar
escrito como “Gianduia”, porque en italiano la
“j” no existe, aunque en piamontés, la lengua de esa región, sí la usan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario