10 de diciembre de 2019

¿SABÍAS QUE...? - Número 8






…el sacerdote Don Calosso fue fundamental en la vocación de Don Bosco actuando como su mentor y guía en un momento crucial de su vida?

DON CALOSSO EN LA VIDA DE DON BOSCO
Don Juan Melchor Calosso nació el 23 de enero de 1760 y falleció el 21 de noviembre de 1830. Fue un sacerdote que ha pasado a la historia por ser el primer mentor de Don Bosco. Algo que llama la atención es que ambos tenían el mismo nombre de pila, por lo que su primer encuentro tuvo que ser muy curioso.
Don Calosso se graduó en Teología por la Universidad de Turín en 1782, ordenándose sacerdote en Bruino en 1791, donde estuvo como párroco 22 años. Tuvo dificultades ante las autoridades del gobierno francés, lo que le ocasionó en 1807 una censura del arzobispo Jacinto de la Torre, seguidor del régimen napoleónico. Así, en 1813, por motivos de salud, deja su parroquia y marcha con su hermano a Berzano di San Pietro, convirtiéndose en capellán de Murialdo en 1829, a 7 kilómetros de Castelnuovo y muy próximo a los Becchi. Es en este nuevo servicio donde conoce a Juanito Bosco, quedando impresionado en su primer encuentro por sus habilidades de aprendizaje y memoria, decidiendo instruirlo personalmente para que sea sacerdote. El 21 de noviembre de 1830, Don Calosso sufre una apoplejía que le provoca la muerte.
La figura de este sacerdote es fundamental en el desarrollo personal de Don Bosco, pues marca su camino adolescente e influye en su discernimiento vocacional, en un momento difícil familiar, pues su hermano Antonio estaba empecinado en que Juanito trabajase en el campo. Su madre sabía que debía estudiar y lo había mandado años antes a la casa de los Moglia, para evitar así el enfrentamiento continuo entre ambos hermanos.
Con motivo de la preparación al año Jubilar proclamado por el recién elegido Papa Pío VIII, era habitual acudir a los eventos de predicación por parte de misioneros. Así, en noviembre de 1829[1], recién regresado Juan Bosco de la casa de los Moglia, hubo una predicación misionera en Buttigliera, un poblado lindante con Morialdo, donde acudieron muchas personas, entre ellas Juan Bosco junto con otros vecinos de la zona. En el camino de vuelta coincidió con Don Calosso, también recién llegado a Morialdo y que había acudido a la prédica, quien llamó a Juanito y comenzó a hablar con él. Fue su primer encuentro.
Don Calosso le preguntó su nombre, de dónde venía, si había comprendido las citas en latín de los misioneros, y lo retó a que le dijera cuatro palabras de lo que había escuchado. Cuando vio cómo Juan recordaba con exactitud y claridad todo lo que habían dicho los misioneros en sus sermones, el sacerdote quedó muy sorprendido y comprendió que ese pequeño era especial, no como el resto de chicos. Al día siguiente lo ayudó a decir la misa y le dictó por escrito a Don Calosso todo lo que habían dicho los predicadores el día de antes. Consciente del prodigio de la memoria de Don Bosco, habló con Mamá Margarita para que Juanito estudiase, que él mismo se haría cargo de enseñarle. Para evitar los problemas con su hermano mayor, Juan estudiaba y trabajaba en el campo al mismo tiempo, no sin dificultades.
Por tanto, gracias al diálogo de ese primer encuentro y del día siguiente, se muestra un mutuo interés de ambos: el sacerdote descubre un chico excepcional en el que alcanza a ver un prometedor futuro; Juanito encuentra a alguien que se interesa por su persona, en un momento donde no tiene apoyos más allá del de su madre, que se interesa por la inseguridad de su futuro. Cuando el sacerdote le abre las posibilidades de ayuda, se establece una relación que no se borrará jamás, llegando a recordarlo Don Bosco expresamente el día de su primera misa.
Gracias a sus continuas visitas a Don Calosso, Juanito fue abriendo su corazón al anciano sacerdote, por lo que gracias a ello pudo guiarlo con mayor conocimiento de la realidad tanto en lo espiritual como en lo temporal. Como sacerdote y educador, Don Calosso se puede considerar como el “ideal de pastor”, pues tiene todas los rasgos propios: se preocupa por los demás, es cercano, abierto al diálogo, afable, caritativo, generoso, paternal y cariñoso; hace que los demás se preocupen por seguir una vida espiritual, de las lecturas espirituales, por la meditación y por la confesión y la comunión.
Este “ideal de pastor” formará parte de los elementos que configurarán en el futuro las características educativas de Don Bosco: la práctica de los sacramentos, las lecturas espirituales, el amor por los más necesitados y la caridad. La presencia de Don Calosso, con su ejemplo de bondad y amorevolezza hacia los más desprotegidos, define algunos de los valores que marcarán poderosamente a Don Bosco:
-          Amor hacia quien se siente sin ayuda. Juanito encuentra a alguien que se interesa por su persona en un momento delicado familiar y necesita la firmeza de alguien en quien apoyarse.
-          Una confianza total, base del Sistema Preventivo. “Me puse enseguida en sus manos, me día a conocer a él tal y como era…, le manifestaba con naturalidad mis deseos, mis pensamientos, mis acciones…” (Memorias del Oratorio, 10).
-          Una mayor seguridad en sí mismo, bajo la dirección estable de quien es para él un verdadero “amigo del alma”. “Conocí entonces lo que significa tener un guía estable, un fiel amigo del alma, del que hasta entonces había carecido. Entre otras cosas, me prohibió en seguida una penitencia que yo acostumbraba hacer, porque no era proporcionada ni a mi edad ni a mi condición. Me estimuló a la frecuencia de la confesión y de la comunión, y me enseñó a hacer cada día una breve meditación, o mejor, un poco de lectura espiritual. Los días festivos pasaba con él todo el tiempo posible, y durante la semana siempre que podía le ayudaba la santa misa. Así comencé también yo a gustar la vida espiritual, pues hasta entonces la vivía por costumbre, como una máquina, sin entender lo que hacía” (Memorias del Oratorio, 10)
-          La percepción de estar tocando el ideal sacerdotal, representado en el anciano sacerdote, quien –a su vez- ve en Juanito una prolongación pastoral de sí mismo, por lo que no solo se implica en su educación actual, sino que se ofrece para proveer en el futuro.
-          Una figura paterna digna, admirable e imitable. “Don Calosso se convirtió para mí en un ídolo. Le quería más que a un padre, rezaba por él y le servía con ilusión en todo (…) Adelantaba más en un día con ese sacerdote, que una semana en casa” (Memorias del Oratorio, 11).
Se trata de una interacción educativa de Don Calosso con Don Bosco, que es preventiva: previene la desmotivación del joven incapaz de realizar sus aspiraciones al sacerdocio, por sí mismo, dadas las condiciones económicas de la familia y la obstinada oposición de su hermano Antonio; y también previene educando y capacitando a Juan: le hace asumir el valor de sí mismo, acogiéndolo en su casa, zanjando por el momento las diferencias con Antonio, y ayudándole cultural y económicamente en los estudios.
Dios siempre pone en nuestras vidas a personas para que nos guíen y acompañen. Don Calosso fue para Don Bosco una de ellas, a quien siempre consideró como el padre que no tuvo y quien supo actuar como un guía positivo en el periodo de su adolescencia, iniciándolo en el camino espiritual y formativo.

PARA LA REFLEXIÓN
1. ¿Has tenido la experiencia de la dirección espiritual dada o recibida en algún momento de tu vida?
2. ¿Hay algún elemento o proceso que configura la espiritualidad de Don Bosco similar en tu vida?
3. ¿Qué valor le doy a las personas que el Señor va poniendo en mi camino a lo largo de mi vida?

Puedes consultar más ampliamente la historia de Don Calosso y Don Bosco pinchando en los siguientes enlaces:
-          Primer encuentro: http://www.dbosco.net/mb/mbvol1/mbdb_vol1_157.html
-          Dirección Espiritual:
-          Muerte de Don  Calosso: http://www.dbosco.net/mb/mbvol1/mbdb_vol1_187.html



[1] En las Memorias Biográficas, erróneamente, se narra este episodio en abril de 1826.

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