19 de noviembre de 2019

"LAS HOJITAS DE DON LUIS" - NÚMERO 147


5ª CARTA
SOMOS IGUALES, PERO NO IDÉNTICOS 
Por José Jiménez Font


I.- IGUALES Y DISTINTOS
1.- El matrimonio está formado por dos personas y lo primero que consideramos es que la persona no es algo. Es alguien. Luego no se utiliza ni se manipula, sino que hay que tener respeto a su personalidad.
2.-  La persona es el ser más perfecto de la creación porque posee unas características que no tiene ninguno otro. Tiene cuerpo y alma, materia y espíritu. Tiene una inteligencia para discurrir y razonar, y puede expresar sus pensamientos y comunicarse con los demás. Tiene memoria para recordar y libertad para decidir lo que le parece mejor. Es capaz de amar y ser amado de una forma consciente y libre.
3.- Posee además unas características que van madurando conforme la persona se va desarrollando. La afectividad, la comprensión, el tener criterios propios, el saber controlarse... Todo esto da lugar a unos estados de madurez o inmadurez, que tanto hay que tener en cuenta a la hora de decidir el contraer matrimonio.
4.- Observando al hombre y a la mujer comprobamos que aunque son iguales en esencia y tienen características comunes, sin embargo hay rasgos que los hacen distintos, por lo que podemos afirmar que son diferentes y no solo en el cuerpo. O sea, iguales pero no idénticos.
5.- Poseemos las características citadas porque estamos creados a imagen y semejanza de Dios y participamos de las perfecciones de Dios, aunque en un grado limitado. Pero Dios es uno y no tiene sexo; en cambio nosotros estamos hechos en dos expresiones distintas de la imagen de Dios, varón y hembra, que se complementan y se atraen.
II.- DIFERENCIAS
1.- Convencidos de que entre el hombre y la mujer hay una serie de diferencias, vamos a recordarlas no desde una perspectiva técnica, que no es el objetivo de estas cartas, sino desde una perspectiva humana y religiosa, con objeto de tenerlas en cuenta, ya que pueden influir en las construcción del matrimonio y de la familia.
2.- Las diferencias no todas son iguales. Hay algunas características naturales, porque dependen de la naturaleza de la persona, y son las que uno tiene por su nacimiento. Otras son adquiridas, que dependen de su educación, de la cultura en que se desenvuelve, de las costumbres y de la sociedad...
3.- Hay algunas diferencias que se observan en general entre el hombre y la mujer, salvo casos particulares. El hombre atiende más al conjunto, mientras que la mujer aprecia más los detalles. En cuanto a la manifestación de la inteligencia, los dos son inteligentes; pero el hombre se muestra más calculador y la mujer más intuitiva. También hay diferencias en la afectividad, conversación, etc.
4.- Hay diferencias que no dependen del sexo, sino de la persona de cada uno. Por el temperamento, los hay primarios, de reacción brusca o rápida, y secundarios, de reacción lenta. Los hay de carácter introvertido o poco comunicativos, y extrovertidos que comunican sus conocimientos y sentimientos con facilidad. Hay tímidos y atrevidos; optimistas y pesimistas. Puede haber diferencias religiosas, no solo en tener prácticas piadosas, sino en la influencia de la fe de cada uno en su conciencia moral, criterios y decisiones sobre asuntos importantes para el matrimonio y la familia.

III.- COMPLEMENTARIEDAD
1.- Esto de las diferencias es una realidad con la que tendremos que contar para la unión, armonía y compenetración del matrimonio, pues si cada uno se mantiene en su modo de ser, en sus criterios, etc... es muy difícil, por no decir imposible, el formar una “comunidad de vida y amor”.
2.- Es muy importante darnos cuenta que somos complementarios, que uno tiene lo que al otro le falta. Es como si entre los dos tuvieran las piezas de un puzzle. El tiene unas piezas y ella tiene otras; y ninguno de los dos solo puede formar el puzzle. Los dos se necesitan mutuamente.
3.- Es necesario convencernos de que todos necesitamos de los demás y nadie se basta solo a sí mismo. En la pareja cada uno necesita al otro, y la familia necesita de las condiciones de los dos, y cuando falta uno de ellos, aunque se vaya saliendo adelante, se nota su ausencia.
4.- No estaría mal tener en cuenta estos cuatro verbos, que nos pueden ayudar a formar esa comunidad que decimos:
> Conocerse. Ir descubriendo detalles nuevos para ir avanzando en el conocimiento de la persona. Así la seguiremos admirando y mantendremos viva la llama.
> Respetarse, comprendiendo que cada uno tiene sus criterios, su historia, etc... y saber ceder uno y otro.
> Comprenderse. Y la mejor manera de conseguirlo es poniéndose en el lugar del otro, con su manera de ser y sus circunstancias, y entendernos el por qué de sus actitudes.
> Aceptarse tal como somos, sin querer cambiar al otro. Lo que si se puede hacer es ayudarle a darse cuenta de las cosas que deberá corregir, y así apoyarle para que cambie.

IV.- LA SEXUALIDAD
1.- Vamos a hablar de esta cuestión con toda claridad y naturalidad para evitar confusiones que nos pueden llevar a conceptos equivocados y a opiniones que nada tienen que ver con la realidad.
2.- La sexualidad es un don de Dios otorgado al hombre y a la mujer, y por tanto un don bueno, ya que Dios no ha hecho nada que sea malo de por sí. Somos, pues, seres sexuados, con un sexo determinado. Abarca toda la persona y dura toda la vida. Es la expresión del ser como varón y como hembra, y se manifiesta por unos rasgos físicos y psicológicos.
3.- No debemos confundir la sexualidad con la genitalidad, que se refiere solo a los órganos reproductores, que normalmente se tratan con más pudor. Por eso, al confundirlos, se pasa del tabú a la obsesión, pensando que es sexo cuando sólo es genitalidad.
4.- A veces también se confunde la sexualidad con la pornografía, cuando la pornografía solo es exhibición obscena del cuerpo, deleitándose en la impureza y muchas veces con la finalidad mercantil.
5.- La dimensión sexual nace de toda la persona y se dirige a toda ella, debiendo tener en cuenta: la biología, o sea el cuerpo y su funcionamiento, la psicología, o la manera de ser, de comportarse y de reaccionar, la mentalidad, la cultura, la educación; todo aquello que constituye la persona e influye en ella.
6.- Si se vive la sexualidad en esta totalidad y como expresión de amor, ayuda a encontrar la felicidad y es camino de encuentro con Dios. Si no termina en fracaso.






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