12 de noviembre de 2019

"LAS HOJITAS DE DON LUIS" - NÚMERO 146


4ª CARTA
 LA FAMILIA CRISTIANA 
Por José Jiménez Font


I.- NACIMIENTO DE LA FAMILIA
1.- La familia  cristiana nace con el sacramento del matrimonio. Cuando los contrayentes han manifestado su amor y su consentimiento y esta unión queda santificada con la bendición de Dios, ha nacido una nueva familia.
2.- Los que “se casan por la Iglesia” se comprometen a formar un determinado modelo de familia, la familia cristiana. Parece lógico que si se contrae un compromiso libre y voluntariamente, luego se intente cumplir lo prometido
3.- Antes ha habido un noviazgo, más o menos largo, que ha servido para conocerse, aumentar la confianza mutua, en definitiva para preparar el matrimonio. Ver si estamos dispuestos a compartir nuestras vidas según el plan de Dios, o es mejor romper esa relación y seguir cada uno su camino.
4.- El Concilio Vaticano II ha redescubierto la importancia de la familia llamándola “Iglesia doméstica” y por tanto comunidad cristiana, donde se vive y transmite la fe.
5.- La familia será una iglesia doméstica teniendo en cuenta principalmente estas ideas fundamentales:
- Reconocer a Dios como Padre, dándole el culto debido de adoración y expresarle nuestro amor.
- Aceptar la persona de Jesucristo y su mensaje.
- Admitir la presencia del Espíritu Santo y ser dóciles a El.
- Rezar juntos y tener vivencia sacramental.
- Vivir con arreglo a los criterios del evangelio, buscando los valores del Reino de Dios.
- Tener una auténtica devoción a la Virgen María.
- Sentirnos miembros de la Iglesia Universal.

II.- COMUNIDAD DE VIDA
Y AMOR
1.- La familia cristiana, según enseña el Concilio Vaticano II, debe ser una “comunidad de vida y amor”.
2.- Una comunidad de vida, como ser vivo, nace, se alimenta, crece y se desarrolla, se reproduce y muere. Si no reúne estas características, no cumple las condiciones de ser vivo.
3.- Nace, como hemos dicho, con el sacramento del matrimonio.
4.- El matrimonio y la familia se alimentan con una formación permanente que nos ayude a prepararnos para ser buenos esposos y padres. A todos nos viene bien una mejor formación humana y cristiana y una constante actualización.
5.- Crece y se desarrolla como pareja y como familia cuando se va logrando la unidad y alcanzando una compenetración cada vez mayor y se construye día a día con la ayuda mutua y la comunicación.
6.- Se reproduce, si es fecundo, al transmitir la vida. Si se ciega en sí mismo, caen en el egoísmo, con el peligro de estancarse y morir. Es importante no sólo una fecundidad biológica, teniendo hijos de acuerdo con una paternidad responsable, sino una fecundidad espiritual y social, que se puede practicar con la adopción y estando abiertos a colaborar en obras de la sociedad y de la Iglesia.
7.- Una familia cristiana debe defender la vida, y una vida digna, no infrahumana o miserable. Defender, proteger y ayudar a dar la vida y los derechos de todos: no nacidos, niños adultos, enfermos y ancianos.
8.- Muere el matrimonio cuando fallece uno de los dos.

III.- COMUNIDAD DE VIDA
Y AMOR - EL AMOR
1.- El amor auténtico es darse y buscar el bien y la felicidad de la persona. Es base y el fundamento de la familia y la familia es la mejor escuela del amor.
2.- Fijándonos cómo es el amor de Dios y cómo ama una madre, podemos señalar estas características.
- Ama primero. No espera que lo amen para responder.
- Total, abarca a toda la persona, queriéndola no por lo que tiene o por lo que hace, sino por lo que es y tal como es.
- Comprometido. Dispuesto a dar hasta su vida.
- Fiel. Entendiendo por fidelidad no solo no engañar, sino permanecer y crecer en el amor.
- Gratuito. No espera nada a cambio.
- Fecundo. No se cierra en sí, sino que transmite vida.
- Sacrificado. No le da importancia a los propios trabajos.
- Misericordioso. No solo perdona, sino que justifica, soportando incluso sufrimientos e incomprensiones.
- Universal. Amando a todos sin preferencias.
- Comparte sentimientos. Se alegra o entristece con los otros.
- Mutuo. Basado en la entrega y la aceptación.
- Ayuda. a que uno se desarrolle y dé de sí  lo que lleva dentro.
3.-  El camino del amor empieza por una atracción, va avanzando y llega a querer al otro o a la otra por sus cualidades. Debemos cuidarlo, procurando no caer en la rutina.
4.- Es importante cuidar los pequeños detalles de todos los días,  considerando que la ayuda mutua nos puede llevar a madurar juntos y a crecer como personas y como familia.

IV.- CAMINAR BUSCANDO EL REINO
1.- En la segunda carta hablamos del Reino de Dios y de nuestro deber de construirlo. La iniciación de esta construcción del Reino de Dios está en la familia.
2.- La familia es la mejor escuela, donde se aprenden de una manera más firme los valores humanos y cristianos.
Si una familia vive procurando conocer y practicar el mensaje de Jesús, y buscando el Reino de Dios como estilo de vida, debemos estar seguros que Él no nos abandonará y nos dará lo que necesitemos y sea para nuestro bien.
3.- Debemos trabajar para que triunfe la causa de Jesús y la implantación de su Reino, comenzando por nuestra familia. Tendremos dificultades y habrá que luchar contra nosotros mismos y contra los demás; pero eso es lo que Dios quiere y espera de nosotros.
4.- El matrimonio es una vocación, una llamada de Dios a vivir sirviéndole de esta manera. Nuestra respuesta debe ser vivir el matrimonio, no simplemente como una tradición o una obligación, sino como una llamada de Dios, y ser fieles a esta vocación actuando como Él quiere, y pensando que Dios nos escogió el uno para el otro.
5.- Todos los cristianos somos llamados a la santidad. No es una cosa reservada a unos pocos privilegiados. Nos podemos y debemos santificar en todos los estados (sacerdotal, religioso, casado, soltero...) sin distinción de edad, sexo, condición, raza, etc...
De hecho hay santos no solo religiosos, sino seglares casados, como San Fernando, San Isidro o Sta. María de la Cabeza.





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