29 de octubre de 2019

"LAS HOJITAS DE DON LUIS" - NÚMERO 145


3ª CARTA
EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO 
Por José Jiménez Font


I.- SACRAMENTOS
1.- El Sacramento es un signo sensible que nos comunica la vida de la gracia, de la unión con Dios.
“Signo”: acción o cosa que tiene su significado
“Sensible”: que lo percibimos por los sentidos, pudiendo apreciar lo que en sí mismo es invisible y no puede notarse. La vida de gracia es la vida espiritual, la misma vida de Dios.
2.- Cristo conoce nuestra debilidad y por eso instituye los sacramentos para ayudarnos a superar las dificultades y poder cumplir nuestras obligaciones de cristiano.
3.- El primer sacramento que recibimos es el bautismo, que es el fundamento de la existencia cristiana. Nos hace hijos de Dios, cristianos o discípulos de Cristo, y miembros de la Iglesia.
Comienza en nosotros la vida de la gracia al ser purificados los pecados, y nos convertimos en templos del Espíritu Santo, morada de la Stma. Trinidad.
4.- El agua en la naturaleza limpia y da vida. El agua bautismal nos limpia de los pecados y da comienzo a una vida nueva, iniciando la fe que luego debemos alimentar, desarrollar y madurar.
5.- En el sacramento de la confirmación reafirmamos, libre y conscientemente, lo que nuestros padres y padrinos dijeron en el bautismo. Se recibe el Espíritu Santo con sus dones para ayudarnos a ser cristianos adultos y responsables.

II.- RECONCILIACIÓN  Y  EUCARISTÍA
1.-Reconciliación, humanamente hablando, es un acto por el cual hacemos las paces y rehacemos la relación de unión y amistad que habíamos roto con alguien en alguna medida. Y todos tenemos experiencia de que la reconciliación produce paz, alegría, y satisfacción interior.
2.- En nuestra relación con Dios, Él nos ha dado lo que somos y tenemos, y nosotros muchas veces, lleno de soberbia y abusando de la libertad que Dios nos da, nos volvemos contra Él, lo apartamos de nuestra vida y hacemos lo contrario de lo que Él quiere.
Sin embargo, como Dios es Padre bueno y nos ama, nos está esperando, nos acoge y nos perdona por medio del sacerdote en el Sacramento de la Reconciliación o Confesión. Solo hace falta reconocer nuestro fallo y acudir a pedir perdón arrepentidos y con la intención de ser mejores.
3.- En el Sacramento de la Eucaristía, por las palabras del sacerdote, Cristo se hace presente, convirtiendo el pan y el vino en su cuerpo y sangre para que le comamos, sea nuestro alimento y tengamos fuerza para vivir como cristianos.
4.- Cristo, después de haber alimentado a una multitud al multiplicar los panes y los peces, les dice: “No preocuparos tanto por el pan material, sino por el alimento que da la vida eterna”, y luego “si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre no tendréis vida en vosotros”.
5.- Comer el Cuerpo de Cristo, comulgar, es lo que nos da vida y fuerza. Por tanto la Misa y la Comunión es una necesidad; por eso se nos manda, para nuestro bien.

III.- SACRAMENTO  DEL  MATRIMONIO
1.- En el Sacramento del matrimonio se hace visible que la manifestación del amor de los esposos queda santificada con la presencia de Dios. Esto se manifiesta en las oraciones, lecturas, palabras, gestos y bendición.
2.- El matrimonio existía antes de Jesucristo, pero Él lo eleva a la categoría y a la dignidad de sacramento. Ya no es solo un contrato, sino que está bendecido por Dios y cuenta con la presencia y la ayuda de Jesús.
3.- El matrimonio sacramento es signo  o señal de nuestra fe. Sin fe no tiene sentido y por eso es solo para los bautizados. Por tanto debe mostrar nuestra fe, manifestando nuestra confianza en Dios y nuestra voluntad de seguir a Jesucristo aceptando su enseñanza como verdad y como norma de vida, para formar desde el principio un hogar cristiano.
4.- Si el matrimonio humano es cosa de los dos (él y ella o ella y él), el matrimonio cristiano es cosa de tres: él, ella y Cristo junto a los dos.
5.- Teniendo en cuenta, no es lo mismo el matrimonio y la familia con la presencia de Jesús que sin Él. De ahí la importancia de que Dios esté presente en la celebración de la boda y luego en la vida del matrimonio y de la familia.
6.- Así lo entendieron los novios de las bodas de Caná e invitaron a Jesús y a María. Todos sabemos cómo en la fiesta se les acabó el vino y María recurrió a Jesús para que les ayudara.

IV.- SIGNO  DEL  AMOR  DE  DIOS
1.- El matrimonio está en los planes de Dios desde el principio, y en el Antiguo Testamento, Dios hace alianza con su pueblo y lo ama como el esposo a la esposa. Por eso el matrimonio es signo de amor de Dios a los hombres.
2.- En el Nuevo Testamento Cristo renueva la alianza de Dios con los hombres y también esta alianza se compara con el matrimonio. El hombre y la mujer se han de amar como Cristo ama a la Iglesia, que da hasta su vida por ella.
3.- Como consecuencia, porque nuestro amor debe ser signo del amor de Dios y expresar el amor de Cristo a la Iglesia, nuestro amor debe tener las mismas características del amor de Dios:
> Sin límites, dando el primer paso y para siempre.
> Total, que acoge, que perdona, que ayuda...
> Fiel, que no engaña, dispuesto a permanecer y a crecer, superando las dificultades.
> Gratuito, sin condiciones y sin esperar nada a cambio.
> Fecundo, disponible para transmitir vida.
> Universal, amando a todos.
4.- Si por una parte decimos que nuestro matrimonio es signo de nuestra fe y del amor de Dios a los hombres y expresa el amor de Cristo a la Iglesia, y por otra, no hacemos visible el amor de Dios con nuestra manera de vivir, estamos siendo obstáculos para la fe de otros, ya que nuestra incoherencia les puede hacer dudar.
5.- Expresión de ese amor tiene que ser el vivir según los criterios del evangelio, procurando que nuestras actitudes estén de acuerdo con el mensaje de Jesús.





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