El
cambio de año es, sin duda, un hito relevante, pero desde nuestra mentalidad
cristiana no es nada comparable con el recuerdo de la venida del Hijo de Dios.
Los días que se avecinan son de bullicio, de fiesta, de alegría, a veces
impuesta, de reencuentros….. pero podemos cambiar el registro y desde la
placidez, desde la tranquilidad y la meditación reflexionar sobre el gran
regalo que Dios nos hizo por medio de María. Es una estampa sencilla: unos
padres deambulantes reciben a su primogénito, en la precariedad, en la pobreza.
Ese niño será profeta del Altísimo, irá delante del Señor a preparar sus
caminos, anunciará la salvación y se entregará finalmente para el perdón de los
pecados.
Recrearse
en esta realidad, nos centrará en nuestra condición de cristianos, dará alegría
de la verdadera a nuestro corazón, y serenará nuestro espíritu. Los antiguos
alumnos no debemos dejarnos arrastrar por lo externo, por lo mundano, debemos
ir más allá y profundizar en estos misterios, que se nos muestran sencillos de
meditar y contemplar.
Quiero
aprovechar en nombre de toda la junta regional este momento, para desearos un
buen inicio de año y sobre todo una feliz Navidad, que sean días sentidos y
vividos con alegría sana, alejados de superficialidad, que tengáis felices
reencuentros con familiares, amigos, y que nunca olvidemos que Dios está y
nacerá entre nosotros.
Diego Aragón Yuste
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