13 de noviembre de 2018

"LAS HOJITAS DE DON LUIS" - NÚMERO 159


LAS HERMANDADES Y COFRADES ANTE EL SIGLO XXI

I.- INTRODUCCIÓN

1.- Desde el Concilio Vaticano II existe una labor eclesial,  profunda, de renovar todas las instituciones de la Iglesia. Y ningún cristiano sensato duda de que las Hermandades y Cofradías son instituciones de la Iglesia.
2.- Las Hermandades y Cofradías han nacido y vivido en el seno de la Iglesia. Y seguirán viviendo bajo la sombra de la misma si quiere seguir dando frutos de vida cristiana.
3.- Para dar frutos también en el s.XXI es necesaria la puesta al día de todas las Hermandades y Cofradías. Ir a sus propios orígenes, estudiar los fines de las mismas y los medios que se empleaban.
4.- Hoy, los fines no han cambiado: dar culto a Dios, ser buen cristiano y realizar una labor social, pero las formas, los caminos habrá que revisarlos y ponerlos al día.
5.- Toda renovación encuentra resistencias por aquello de que  «siempre se ha hecho así». Hay tradiciones que en su tiempo tenían un gran valor y, hoy,  tienen poco o nulo.
6.- Tenemos que afrontar lo que se llama normalmente: la renovación, la revisión y la puesta al día de todas las instituciones de la Iglesia.
7.- La renovación tiene un camino: conciencia de cristiano comprometido en la sociedad.
II.- EL CAMBIO
1.- Cuando la Iglesia habla de cambio, de reforma, de transformación... no se trata sólo de cosas externas, sino que se trata fundamentalmente del corazón del hombre cofrade y, a través de él, humanizar la sociedad.
2.- Si difícil es cambiar una tradición, un paso por otro, un palio, una corona, un recorrido... mucho más difícil es cambiar el corazón humano. Y,  en este punto concreto,  todos los cofrades  están de acuerdo en que lo que hay que mejorar es el corazón de todo cofrade.
3.- Si todas las Hermandades buscan el verdadero culto, el ser mejor cristiano y el hacer la obra social... todos los Hermanos tendrán que dar gracias a Dios por la ayuda de la Iglesia, para mejorar  el culto, la vida cristiana, la capacidad de compromiso social en favor de personas necesitadas y sumidas en diversas pobrezas, le presta.
4.- Hay que llevar al ánimo de los miles de Cofrades que se pongan, personal y libremente, en actitud de conversión, de renovación...
5.- Hay que combatir el escándalo de los que se llaman cristianos y no viven el evangelio ni evangelizan, se desentienden del compromiso  social  y sólo se preocupan del culto externo.

III.- EL CULTO A LAS IMÁGENES
1.- En el fondo, el culto no se da a las imágenes, sino al Señor, a la Virgen y a los Santos representados en sus imágenes.
2.- En el culto a las imágenes hay muchos peligros. Ya San Juan de la Cruz decía «una imagen te puede acercar a Dios o apartar de Dios». La imagen es una representación de Alguien.
3.- Hay tres clases de culto:
·       latría: sólo a Dios (Eucaristía)
·       dulía: culto a los santos
·       hiperdulía: culto a la Virgen
4.- En el momento en que se pierda de vista que la imagen es  representación y sólo  representación de una realidad trascendente se corre el peligro de  idolatrar esa imagen.
5.- Cuando la imagen no te ayude a cambiar el corazón, a ser mejor cristiano, se corre el peligro de idolatrar la imagen.
6.- La medida de la calidad, bondad y autenticidad del culto que tú das a la imagen es la mejora diaria de tu corazón: ser bueno.
7.- Las otras medidas: salir de nazareno e  incluso descalzo, llevar, cruces o el paso o las andas... son signos externos de «cambios del corazón»; pero si no se cambia el corazón esos signos tienen poco sentido.

IV.- PENSANDO EN CRISTIANO
NO ES CORRECTO...
1.- Oponerse a una puesta al día, dar profundidad al culto y a la mejora del  comportamiento cristiano y social  de los Cofrades.
2.- Creer que mi Hermandad es la mejor del mundo y no tiene que rectificar nada.
3.- Pensar que mi Hermandad poco tiene que ver con la Iglesia o que no depende de ella para nada, olvidando el sentido de «comunión».
4.- Andar enfadados con otra Hermandad como si tratara de «enemistades» entre partidos de fútbol o discrepancias políticas.
5.- Desconocer, a estas alturas,  los deberes y obligaciones de los  seglares cristianos que ha formulado con claridad el Concilio Vaticano II.
6.- Impedir, de entrada, cualquier clase de renovación y puesta al día.
7.- Olvidar que la Hermandad la forman  la Junta y todos los Cofrades y no solo la Junta.
8.- No estar en armonía  Párroco, Junta o Hermanos y achacarlo a mala fe de alguien.
10.- Avergonzarse de pertenecer a la Iglesia en una sociedad en la que abundan los indiferentes e incluso anticlericales.
11.- Anunciar los cultos de cara al exterior  sin fijarse en la transformación del corazón.
V.- EL CULTO
1.- El culto es a Dios. Siempre a Dios. El mismo culto a la Virgen o a los Santos están dirigidos a Dios. Llevan gratitud a Dios.
2.- El culto tiene dos finalidades:
· reconocer la grandeza, la bondad de Dios
· renovar  el corazón del hombre.
3.- El culto tiene dos campos:
· el interior: que se realiza en el corazón
· el exterior: que se manifiesta al exterior
4.- El culto más importante es siempre el que se realiza en el corazón del hombre.
5.- El culto exterior, solemnísimo, sirve de poco si no hay cambios en el corazón.
6.- El mayor y solemne culto que se da a Dios es  la celebración y participación en la Eucaristía. En ella Cristo, presente, habla o intenta hablar al corazón de cada hombre.
7.- Que un hombre sencillo no sepa lo que es la Misa puede ser explicable. Pero que un Cofrade no lo sepa, no tiene explicación.
8.- La frase: «a mí la Misa no me dice nada», manifiesta  una ignorancia  parecida a la de  «A mí el Museo del Prado no me dice  nada».
9.- Ser Hermano nada más que para salir de nazareno es poca cosa. Tiene  valor, pero poco.
VI.- LA RESPONSABILIDAD
DE LAS HERMANDADES
1.- No cabe duda que las Hermandades representan una fuerza religiosa, cristiana y eclesial, de gran importancia, en las capitales y pueblos en donde existen.
2.- La buena o regular marcha de una Hermandad, que depende de la Junta de Gobierno  y de los hermanos,  repercute o tiene que repercutir en el ambiente ético del pueblo.
3.- Los cambios del corazón no se hacen en 24 horas ni se consigue simultáneamente y a la vez en todos los Hermanos. Es acción lenta.
4.- Un corazón humano necesita su tiempo, su reflexión, su arrepentimiento, su acercarse al Sacramento de la Penitencia o del Perdón.
5.- También se necesita mantener el cambio y perseverar en él. No se trata de hacer una confesión y, después, seguir igual.
6.- En este cambio del corazón trabaja el Espíritu Santo, que es el gran consejero interior y se sirve de todo para llamar al hombe, también de la propia Hermandad.
7.- No se debe olvidar que la conversión del corazón del cofrade no es tanto asunto de la Hermandad, cuanto de la docilidad a la acción del Espíritu Santo que se sirve de la Hdad.

VII.- PREGUNTAS
1.- Todas las Instituciones de la Iglesia han tomado en serio la renovación. Tu hermandad, ¿ha tomado ese camino?
2.- ¿En qué medida piensas que tu Hermandad pone cimientos para luchar de forma constructiva y eficaz con la sociedad consumista y  poco solidaria que tenemos hoy?
3.- ¿Cómo tenemos que evangelizarnos para poder evangelizar?
4.- ¿Es admisible, hoy, que se pueda gastar más dinero en hacer túnicas nuevas que vestir al desnudo?
5.- ¿Está bien dar mucho culto a las imágenes y poco a la Eucaristía? ¿Por qué no?
6.-  ¿Eres de los  que piensan que ni tú ni tu Hermandad tienen nada que modificar en una mayor incidencia en la sociedad?
7.- ¿Siguen los Hermanos el consejo de la Virgen: «Haced lo que Él os dice»?
8.- ¿Qué pensar de los Hermanos que  van a visitar la imagen de su Cristo y no pasan, ni antes ni después, por el Sagrario en donde está Cristo realmente presente?



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