Vivir y comunicarse en un mundo cambiante
14. Las tecnologías de la información han transformado nuestra forma de pensar y actuar. Han influido en todas las actividades humanas: la forma en que estudiamos, trabajamos, viajamos, compramos, investigamos, escuchamos música... Lo digital está presente en casi todo lo que hacemos. Recientemente, hemos observado el impacto que la inteligencia artificial ha tenido, por ejemplo, en la medicina, la investigación científica, la creatividad y la economía.
Los grandes logros tecnológicos, por un lado, contribuyen al desarrollo humano, social y cultural; por otro, suponen un reto para el individuo. Nuestra seguridad y privacidad están en peligro y la reflexión sobre la ética de la inteligencia artificial y la aparición de la brecha digital es cada vez más urgente. Además, lo digital ha catapultado al ser humano a una nueva dimensión temporal y espacial, caracterizada por la instantaneidad y la interactividad. Esta dinámica ha propiciado la aparición de diversos retos, como la importancia del diálogo en diferentes contextos sociales y culturales; el cuidado de la salud psicosocial; y la ética en el tratamiento y transmisión de las noticias, con respeto a la persona y sus valores.
15. Como educadores de adolescentes y jóvenes, tenemos la responsabilidad de ayudar a nuestros destinatarios a leer e interpretar críticamente el mundo digital. El ciberespacio evoluciona en el sistema económico y político. Por lo tanto, es necesario vincular siempre el uso de lo digital con el conocimiento de los contextos pertinentes. Por ejemplo, algunas zonas de África, América Central y del Sur y Asia están asoladas por la pobreza y la brecha digital. Muchas comunidades carecen del suministro eléctrico necesario para hacer funcionar un ordenador o un teléfono. En algunos países, el Estado controla el contenido que los usuarios publican en la web y sus interacciones en las redes sociales.
16. A pesar de esto, no debemos tener miedo de lo digital, porque sigue siendo una gran oportunidad para educar y evangelizar, pero siempre requiere reflexión y discernimiento. Partiendo del Evangelio, es importante poner la comunión en el centro de cualquier forma de comunicación, manteniendo una visión educativo-pastoral salesiana y una ética que garantice el respeto a la persona humana y a toda la comunidad. Esto es fundamental para que la comunicación sea siempre un medio y nunca un fin. El valor del encuentro cambiará la comunicación y, en consecuencia, la calidad de nuestras vidas, haciéndonos personas abiertas al futuro, a los "signos de los tiempos", en la convicción que la fe es llevar el Evangelio a los jóvenes de hoy, y para nosotros, como salesianos, una auténtica llamada.
Habitar lo digital con sabiduría evangélica y sentido de la belleza
17. Vivir el mundo de hoy implica conocerlo y comprenderlo, para poder tomar decisiones correctas. Partiendo de algunos puntos de referencia, que contienen análisis amplios y significativos, queremos verificar cómo, en nuestra vida cotidiana, vemos, comprendemos, elegimos, juzgamos y actuamos en el mundo de hoy. Necesitamos evaluar si nuestras acciones contienen el "corazón" de Jesús.
Todos vivimos en un tiempo no solo de grandes cambios, sino en un tiempo que cuestiona nuestra manera de ser cristianos, religiosos y miembros de la Iglesia. Por eso, necesitamos poner a prueba continuamente nuestra capacidad de leer e interpretar adecuadamente el mundo y de vivir coherentemente según la propuesta de Jesús.
Para tener una relación sana con lo digital, debemos poner a los jóvenes en el centro. De hecho, el enfoque salesiano no puede reducirse a la sugerencia trivial y superficial de descargarse apps sociales en el smartphone o convertirse en protagonista en Instagram o Twitch.
Más bien es necesario adoptar el enfoque del acompañamiento dinámico, que se traduce en "caminar al lado" de los jóvenes que viven la mayor parte de su vida con los ojos fijos en la pantalla de sus teléfonos móviles. Más necesario, como diría Don Bosco, ¡es saber que son amados!
18. El modelo para acompañar a los jóvenes en el mundo digital es Jesús en el camino de Emaús (cf. Lc 24,13-35). ¡Un texto muy salesiano y muy juvenil!
En la dinámica del acompañamiento comunicativo, Jesús se acerca y camina junto a dos hombres hacia Emaús. En el camino, se crea una intimidad entre los tres que hace que sus corazones "ardan" durante la conversación. Este pasaje siempre me ha hecho reflexionar sobre la naturaleza misma de nuestro papel como comunicadores.
Para comunicarse con el otro, no es necesario "convertirse" en el otro, es decir, tener una actitud cambiante. Cada uno puede seguir siendo él mismo. Lo importante es adquirir la actitud que nos lleve a conocer los valores de quienes tenemos enfrente, aunque estén a años luz de los nuestros. Para tocarlos con nuestras propias manos, debemos conocer el mundo digital que habitan y frecuentan: sumergirnos, observar, explorar, intentar comprender. A través de la conversación, buscaremos esa cercanía que va directa al corazón, que rompe barreras, que conduce al respeto mutuo.
Creemos que esta es la manera de "proponer y no imponer", como recomienda el Papa Francisco en su mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 7 . Es el enfoque educativo para llegar al "milagro del encuentro que nos hace mirarnos con compasión, acogiendo con respeto las fragilidades del otro".
19. La invitación para nosotros es a seguir caminando con los jóvenes en la cultura digital, atravesando su hábitat digital y caminando junto a ellos en su tiempo: es un reto difícil entrar en él, entrar en su forma de pensar, tal vez no nos seguirían, tal vez seríamos torpes o inadecuados? Tan frágil, tan variable, nuestro camino es el amor estando a su lado. Aquí está nuestro lugar. Porque caminando juntos, con la bondad y la alegría salesiana que aprendimos de Don Bosco, seremos capaces de crear confianza y vínculos y, de este modo, diálogo. Poner en práctica el gran arte de la comunicación: escuchar para interpretar. Caminar con ellos en la búsqueda de la verdad y en la experiencia de la belleza.
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