14 de marzo de 2023

FORMACIÓN DEL DELEGADO / 2023-3

 

¿LA MISA? Ya me la se....

 

Me lo dijo un chico antiguo alumno de un colegio salesiano...Aún era muy joven. Andaba por segundo o tercer año de carrera.

La frase, u otra similar, la habremos escuchado  en alguna ocasión. Incluso puede que hasta la hayamos dicho o pensado algunos  de nosotros...

La expresión, en realidad, va dirigida  a la falta de una auténtica catequesis sobre la Eucaristía. Y no me refiero a lo que hoy se denomina como “Catequesis de Iniciación” (preparación para la Primera Comunión), sino a la catequesis , en general, y muy especialmente  a aquella que nos prepara para una fe adulta y madurada.

No nos podemos permitir que  lo esencial de  la vida cristiana, como es la Eucaristía, quede reducida  a una expresión ritual sin contenido o a una simple presencia “normativa” (porque”es domingo y toca...”) y desprovista de aliciente y de energía evangélica, necesaria para afrontar situaciones de muy distinto calado que jalonan nuestra vida de cada día...

La Misa no es parte del programa dominguero: levantarse tarde, desayunar  distinto, ir a misa de doce para  terminar con unas cañas antes de dar buena cuenta de la paella o de la barbacoa...

La Misa no forma parte de programa alguno. Ella es el programa.

Nunca la Eucaristía es igual a la de ayer o a la del domingo pasado. Todo es distinto:

Nosotros somos distintos. El problema, la situación de hoy, no es la de hace siete días...El mensaje de la Palabra es distinto, incide  de forma distinta al corazón...El entorno  es distinto: ¿conozco el pesar, la preocupación, el dolor o el gozo de quienes tengo a mi lado? ¿Creo tener todas las bazas en mi mano para dar salida a propuestas de hoy, distintas a las de ayer? ¿Podría encontrar la luz que necesito, que en tantas ocasiones me falta?

Transcribo, tan sólo,  un párrafo del último documento que  sobre la Liturgia, ha escrito el Papa Francisco:

                “La Fe cristiana, o es un encuentro vivo con Jesús, o no es.

                La Liturgia nos garantiza la posibilidad de tal encuentro. No nos sirve un vago recuerdo de la        Última Cena, necesitamos estar presentes en aquella cena, poder escuchar su voz,  comer su                cuerpo y beber su sangre: lo necesitamos a Él. En la Eucaristía y en todos los sacramentos se nos garantiza la posibilidad de encontrarnos con el Señor Jesús y de ser alcanzados por el            poder de su Pascua. (...) Yo soy Nicodemo y la Samaritana, el endemoniado de Cafarnaún y el              paralítico en casa de Pedro, la pecadora perdonada y la hemorroísa, la hija de Jairo y el ciego     de Jericó, Zaqueo y Lázaro, el ladrón y Pedro, perdonados... El Señor Jesús, que ‘ inmolado ya                 no vuelve a morir y sacrificado vive para siempre’ continúa perdonándonos, curándonos y           salvándonos con el  poder de los sacramentos....” (D.D. 11)

CUESTIONES:

1.      - ¿Es para tí una ayuda la participación en la Eucaristía? ¿Qué te aporta el celebrarla? ¿Ta  aburrre, más bien?

2.      - ¿Es realmente la Eucaristía un encuentro personal  o comunitario con Cristo? ¿Qué habría que hacer para que así lo fuera?

3.- ¿Vives los silencios, los símbolos, las respuestas y aclamaciones, la Palabra proclamada como algo siempre nuevo, siempre por estrenar?

 

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