DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR
I.- LA ENTRADA TRIUNFAL
1.- La liturgia del Domingo de Ramos celebra la entrada de
Jesús en Jerusalén. ¡Una entrada triunfal al grito de ¡Viva el Hijo de
David!
2.- Los vivas a Cristo, como Mesías y como
Rey, retumbaban en las calles. La gente gritaba: «¡Viva! Bendito el que viene
en nombre del Señor. Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David.
¡Viva el Altísimo!».
3.- A pesar de que el «Domingo de Ramos» es triunfo de Cristo en
su entrada en Jerusalén, la liturgia
pone también el acento en lo que le espera a Jesús dentro de pocos días: el
dolor, la cruz, la muerte ignominiosa de la crucifixión.
4.- Por eso se lee, en este Domingo, la Pasión y muerte de
Jesús, de San Marcos. Lectura que nos viene bien porque «repasamos»,
escuchando con respeto, lo que hicieron no sólo con un ‘hombre bueno’ que «pasó
haciendo el bien», sino nada menos que con el Mesías, con el Hijo de Dios, con
el Salvador del mundo.
5.- Los cristianos, todos
los domingos, recordamos y decimos en la Eucaristía el mismo grito de aquel
famoso Domingo de Ramos, «¡Bendito el que viene en nombre del Señor!»
6.- Recordemos que Jesús
resucitó y «viene» todos los domingos y nos llama a los cristianos a
celebrar la Eucaristía con Él presente.
II.- LA
PALABRA DE DIOS DE HOY
1.- 1ª Lectura: Is 50,
4-7: «Cada mañana me espabila el oído para que escuche como los iniciados».
El mundo andaría mejor si los cristianos
abriéramos el oído para ponerlo a la escucha atenta y dócil a la Palabra de
Dios. Dicen que los hijos no escuchan los consejos de sus padres. Y nosotros,
padres cristianos, ¿escuchamos los
«consejos de Dios»?
2.- 2ª Lectura: Filil 2,
6-1: «Cristo, a pesar de su condición divina... tomó la condición de
esclavo, pasando por uno de tanto».
La frase es digna de recordarla para extirpar
todo orgullo, soberbia, afán de figurar... Se hace el bien calladamente. Es
peligroso «presumir» por hacer el bien. Se pasa por la vida haciendo el bien
con sencillez.
3.- Evangelio: Pasión del Señor: Mc 14 y 15, 1-47: «Padre, tú lo puedes todo, aparta de mí ese
cáliz. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú».
Esta es la oración más grandiosa de Jesús:
después de su razonable petición: disponerse a hacer la voluntad de Dios-Padre.
Y esa debe ser nuestro modelo de oración pedir... pero añadiendo siempre: «pero
no se haga como yo quiero sino como quieres tú».
III.- PARA
PENSAR Y DIALOGAR
1.- ¿Por qué hay que celebrar la entrada
triunfal de Jesús en Jerusalén y unirla a la lectura de su Pasión y Muerte en
la Eucaristía?
2.- ¿Cómo llevó Jesús los triunfos, los sufrimientos, los
rechazos, los dolores, las incomprensiones...? ¿Y los cristianos cómo los
llevamos?
3.- Los cristianos, ¿buscamos o escuchamos
con avidez la Palabra de Dios? ¿Qué te parece?
4.- ¿Existe alguna semejanza entre los hijos que no escuchan a sus
padres y sus padres que no escuchan a su Dios-Padre? ¿Por qué?
5.- ¿Comparte lo de la «oración más grandiosa
de Jesús»? ¿Pedimos añadiendo, pero... «no se haga como yo quiero»? ¿Sí o no?
¿Por qué?
6.- ¿Los cristianos
pasan por la vida anunciando el
evangelio? ¿Qué te parece?
7.- La Cuaresma te ha conducido a celebrar la
Pascua, es decir, la Resurrección de Jesús. El Domingo de Ramos,
los Oficios del Jueves Santo y del Viernes Santo te llevarán y te prepararán,
de inmediato, a celebrar la Resurrección de Cristo, «la fiesta de las fiestas»,
participando en la Vigilia Pascual? ¿Conviene participar en los Oficios y en la
Vigilia Pascua? ¿Por qué?
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